Criar a un adolescente es lidiar con un rebelde abierto o pasivo. El joven sufre por ser hombre, pero también por ser niño. Está buscando su identidad, está en crisis. Tienes que tomar decisiones muy importantes. Sufre fuertes cambios, debido a las hormonas que comienzan a desarrollarse.
El niño es sumamente rebelde, aunque a veces se lo mantienen callado. Comienza a cuestionar todo lo que mamá y papá le enseñaron. Los reyes de los adolescentes son sus amigos. Comienza la sexualidad, la masturbación, los enamoramientos y los problemas.
Como decía mi madre, “niño pequeño, problema pequeño, niño grande, problema grande”. Si tienes un embarazo adolescente, será caótico. Por tanto, los niños deben ser educados sexualmente. No esperes a que las hormonas estén a tope para empezar con la educación sexual, porque ya será demasiado tarde.
Esto creará conflictos en el niño, en un ambiente muy sexual. Hay hipersexualidad en el mundo y muchos mensajes confusos en las redes y en la televisión. Y, tristemente, de instituciones como la ONU, con teorías descabelladas que confunden a niños y adolescentes. Les dicen que “ser bisexual es normal”, les enseñan que hoy pueden sentir que les gustan los hombres, y mañana que les gustan las mujeres.
Y aquí voy a hacer un paréntesis: ¿puedes mantener a un niño si quedas embarazada? ¿Puedes ser responsable de un niño, económica y emocionalmente? Es entonces irresponsable tener relaciones sexuales con penetración, a una edad con consecuencias.
¿Qué diablos va a hacer con su vida? Casi siempre su futuro está en juego. Sus estudios van muy lejos. La mayoría de los hijos de adolescentes nunca terminan una carrera, porque sus padres tampoco la terminan. Nunca logran sus objetivos porque tienen que cuidar a su hijo.
Si los abuelos se hacen responsables, aprendes a ser un sinvergüenza. Y el niño sabrá que nunca lo amaste porque no lo criaste. Hay que empezar con la educación sexual, con el tiempo, y no encontrarse con el problema.
Al adolescente, escúchalo y trata de comprenderlo. Es importante que no le impongas creencias. Intenta comprender los suyos y, de forma muy inteligente, explícales en qué se equivocan y por qué. Intenta conocer a los amigos de tus hijos, porque van a ser muy importantes.
Nunca golpees a un adolescente y mucho menos delante de alguien. Un adolescente es casi un adulto. Y si no debes pegarle a un niño y mucho menos a una paloma adulta, porque entonces te estarás apuntando a lo peor: que tu hijo se aleje y no te cuente lo que está pasando. Entonces empezarán a aparecer problemas graves como las drogas, el sexo y un gran etcétera.
Buena suerte. Lo vas a necesitar.