La Paz, 10 nov (EFE).- Más de doscientos tatuadores de 16 países de América, Asia y Europa se reunieron a más de 3.600 metros de altitud en la ciudad boliviana de La Paz para romper los estigmas que rodean a este tatuaje. arte que ayuda a las personas a marcar un momento especial en su piel.
La sexta versión de la ‘Convención Art Tattoo Bolivia 2024’ reúne desde el viernes a artistas de Argentina, Bolivia, Brasil, España, Estados Unidos, Ecuador, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Taiwán, Venezuela y Reino Unido, con el lema de ser ‘La convención más alta del mundo’.
“El objetivo principal es mostrar el tatuaje como un arte e intentar eliminar algunos de los tabúes que aún tenemos en nuestra sociedad”, explicó a Efe el boliviano Gunnar Quispe, organizador del evento.
Con una trayectoria de 15 años, Quispe creó la iniciativa luego de participar en un evento en Costa Rica en el que ganó cinco premios y todos le preguntaban de dónde era.
“Les dije que era Bolivia y que no sabían dónde estaba el país. En ese momento dije para qué les voy a mostrar dónde estaba Bolivia si los puedo traer a Bolivia”, comentó.
Así, la primera convención se celebró en 2012 y desde entonces se celebra cada dos años, excepto en 2020, cuando el mundo quedó paralizado por la pandemia de la covid-19.
arte vivo
La nueva edición se desarrolla en el Recinto Ferial Chuquiiago Marka, al sur de la ciudad, con la participación de cerca de 270 artistas que estarán realizando tatuajes en vivo hasta este domingo.
El lema de la convención alude a la altitud de La Paz y también a la calidad de los participantes, entre los que destaca el estadounidense Paul Booth, “un ícono en la historia del tatuaje”, según Quispe.
Y no es para menos, ya que entre sus clientes se encontraban miembros de bandas de metal como Pantera, Slipknot, Slayer o Limp Bizkit y estrellas de la World Wrestling Entertainment (WWE) como The Untertaker y Aleister Black.
El espacio del neoyorquino es uno de los más visitados por el público y otros expositores, algo que también ocurre con el brasileño Diabão Praddo, quien llama la atención por las modificaciones realizadas en su cuerpo para parecerse a un demonio, como su nombre indica.
También están el estadounidense Chris Núñez, juez del concurso televisivo de tatuajes ‘Ink Master’, el panameño Tito Zambrano y el taiwanés Vincent Chang.
La piel como lienzo
El argentino Juan Bonaro ha participado en todas las ediciones de la convención boliviana, que es “una de las mejores” por los artistas “de primer nivel” que asisten.
Bonaro dijo a Efe que desde pequeño le gustaba dibujar y que solía hacerse trazos en su propia piel, sin imaginar que se ganaría la vida como tatuador.
En su opinión, la diferencia entre dibujar sobre papel y sobre piel es que en el segundo caso “no hay margen de error” y también hay un aspecto espiritual porque plasma “algo que la gente se llevará hasta el final de su vida”. ” días”.
“Es un momento muy especial en el que también creamos un vínculo con las personas que se tatúan, siendo parte de su momento, de su historia. Porque cada tatuaje tiene su historia y la mayoría de las personas que se tatúan te confiesan esa historia y se crea un vínculo”, explicó.
Para el artista, las motivaciones para hacerse un tatuaje son variadas, ya que “muchos lo hacen para llenar un vacío, recordar a una persona”, para “embellecerse” o “para marcar un momento especial en su vida”.
El español Adrián Montaña coincidió y señaló que hay personas que buscan “marcar un recuerdo” y otras que “simplemente coleccionan arte como quien colecciona cuadros en casa”.
Quispe indicó que la vertiginosa evolución de este arte en los últimos años abrió las puertas a cosas buenas, como los recursos disponibles ahora, pero también a otras malas, como que algunos quieren aprender el oficio sólo viendo tutoriales, perdiendo la esencia de tener un “maestro”.