Estados Unidos.- El ajedrez dejó de ser sólo una batalla de reyes y peones para convertirse en un enfrentamiento generacional. Magnus Carlsen, el genio del tablero noruego y orgulloso millennial, se enfrentó a la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) al negarse a cambiarse sus amados jeans durante el Campeonato Mundial de Ajedrez Rápido en Nueva York.
¿El resultado? Se negó a jugar, abandonó el torneo y puso en jaque a la FIDE. Literalmente.
La controversia estalló el viernes cuando Carlsen, cinco veces campeón mundial de ajedrez, apareció en la competencia vistiendo jeans, desafiando el código de vestimenta que exige “ropa elegante”. La federación intentó multarlo con 200 dólares y pedirle que se mudara, pero Magnus, fiel a su forma, dijo: “No, gracias” y se alejó, llevándose toda la atención de los medios con él.
Ante la presión pública y temiendo un jaque mate en materia de relaciones públicas, la FIDE dio marcha atrás. Este domingo, el presidente Arkady Dvorkovich anunció que la organización relajaría su código de vestimenta permitiendo “pequeñas desviaciones elegantes”, como “jeans que combinen con una chaqueta”.
“Definitivamente jugaré en jeans mañana”, escribió triunfalmente Carlsen en su cuenta X (antes Twitter), dejando claro quién ganó esta partida.
Este lunes por la tarde, Magnus regresó al Campeonato Mundial de Ajedrez Blitz vistiendo exactamente lo que quería: jeans. Y con esto, no sólo jugó al ajedrez, sino que dejó claro que las reglas del juego también evolucionan, sobre todo cuando está en juego un millennial determinado.
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