En las sombras de la mitología, donde el destino se teje con hilos invisibles, viven las Parcas o Nornas, tres hermanas que gobiernan el hilo de la vida. Con sus manos frías y sus ojos penetrantes, estas deidades hilan, miden y cortan los días de cada mortal. ¿Quién puede escapar de su mirada y desafiar el tejido del destino que han tejido?
La mayor obra del poeta. Sófocles griego (496-406 aC) cuenta la historia de Edipo, rey de Tebas, a quien un oráculo predice será el asesino de su padre y el amante de su madre. A pesar de todos sus esfuerzos, la profecía se cumple y Edipo debe afrontar las terribles consecuencias de su fatal fortuna. “Nadie puede escapar de su destino”, es el mensaje contenido en la tragedia, escrito hace unos 2.500 años.
Para los antiguos griegos, el destino de cada hombre estaba determinado en los primeros días de vida y, una vez fijado, no había ningún poder humano –y a menudo ningún poder divino– para impedir su cumplimiento. De ahí que fuera visto como una fuerza implacable, un poder primordial imposible de comprender o dominar y que ejercía inflexible su autoridad sobre la vida de los hombresaparte del de los otros dioses. Dada su importancia, con el tiempo dejó de ser visto como sólo una idea, y se le dio forma física, que sería conocida como las Parcas.
Según el mitos griegosLas Parcas eran tres hermanas que controlaban el hilo del destino, un hilo metafórico cuya longitud representaba la extensión de la vida humanadesde el nacimiento hasta la muerte. Cuando alguien vino a este mundo, hiló o determinó su futuro. Proporcionaron al recién nacido los atributos que lo definirían e intercalaron alegría y tristeza en su vida. También establecían tanto la fecha como la forma en que terminaría, y en ocasiones, a través de adivinos, adivinas y oráculos, mostraban tan cruel información a los susodichos.
Cloto, Láquesis y Átropos Son los tejedores del tiempo, los escultores del destino. Con cada vuelta de su huso, trazar los caminos de la vidadeterminando el nacimiento, la muerte y todo lo que sucede entre ellos. Sus sombras se extienden a través de mitos y leyendas, recordándonos que incluso los dioses están sujetos a los designios de estas misteriosas hermanas.
Eran tres deidades hermanas, estrechamente ligado al destino y a lo largo de la vida de cada mortal, son hijas de la Noche (Nyx) o de Zeus y Temis, según distintas versiones del mito. Cada uno tenía un papel específico en el destino de los humanos:
Las Parcas, en la mitología griega, las Nornas en la mitología nórdica y las Parcas en la mitología romana, son deidades que encarnan la idea del destino. Con sus hilos y tijeras, estas figuras tejedoras determinan el curso de la vida de cada individuo. A pesar de sus diferentes nombres y culturas, comparten el mismo poder: el de controlar el inexorable paso del tiempo y la inevitabilidad de la muerte.
Las Parcas eran consideradas la encarnación del destino. No sólo determinaron la duración de la vida, sino también los acontecimientos y circunstancias que cada persona viviría a lo largo de su existencia. Su poder era absoluto y ningún dios, ni siquiera Zeus, podía cambiar lo que habían decretado.
Las Parcas eran figuras temidas y respetadas en el Grecia antigua. Su presencia en los mitos refleja la creencia en un destino ineludible, una fuerza superior que controla el curso de la vida humana. Al encontrarse con los destinos, Los griegos buscaban comprender el significado de la vida y aceptar su propio destino.
Dependiendo del resultado, utilizaron diferentes materiales para hacer tus telas: oro y seda para los destinados a la felicidad; lana negra para quienes tendrían existencias cortas y miserables; y lana blanca y negra para vidas en las que se mezclaban felicidad y desgracia.
Las Moiras, tejedores del destinoencarnan un simbolismo profundo y complejo. Su imagen más icónica es la del hilo, un fino filamento que representa la vida humana desde su nacimiento hasta su fin. Cada vuelta del huso, cada nudo y cada corte en ese hilo, simboliza un momento clave en la existencia de un individuodesde alegres amaneceres hasta sombríos atardeceres. El hilo de la vida, en manos de las Parcas, se convierte en una poderosa metáfora de la fragilidad y la inevitabilidad del destino humano.
Esencialmente la voz oscura –moiraen griego antiguo – significa “parte”, y moiras podría traducirse como “los distribuidores”. Cada una de las tres hermanas representó uno de los tiempos -o partes- que componen la vida de los seres humanos: el pasado, el presente y el futuro.
El pasado fue encarnado por Cloto.la más joven, símbolo de la primera edad, que hilaba el hilo del destino en su enorme huso, instrumento utilizado para hilar fibras textiles. Por su parte, Lachesis estuvo a cargo del presenteoportunidad. Asignó destinos y dirigió el curso de la vida enrollando el hilo de su carrete. Fue ella quien dio suerte y midió la duración de la vida con su vara.
Aunque no eran criaturas esencialmente malévolas, los griegos los consideraban seres temibles y odiosos. El motivo tenía que ver con la tercera de las hermanas: Átropos, el futuro. A veces también llamada Aisa, era la mayor de las Parcas y su función era hacer que el destino de las personas se cumpliera cortando el hilo de la vida, en el momento justo, con sus enormes tijeras doradas. Se la consideraba inflexible y despiadada.
No importaba la edad, la riqueza o el linaje: cuando llegaba el momento oportuno, Atropos tomó el carrete y acabó con la vida de hombres o dioses.. Éstos, a pesar de su poder, no fueron capaces de escapar a los designios del destino, ni siquiera modificarlos. Por tanto eran distribuidores de capital.
En algunas fuentes se dice que ni siquiera Zeus, el gran dios del olimpotenía jurisdicción sobre las llamadas hijas de la noche. Según esta idea, las Parcas descendían de las divinidades primordiales Nix – la noche –, Caos o Ananké – la necesidad –, por lo que Su influencia fue paralela a la de los dioses olímpicos.cuya voluntad no tuvo efecto sobre ellos.
En otros casos se las consideraba hijas de Zeus y del titán Temis, la ley de la naturaleza. Su excepcional poder para repartir felicidad y desgracia sería un regalo del rey de los dioses.a quien obedecieron. También estaban relacionados con los dioses del inframundo o Hades, donde se creía que residían.
Las Parcas no eran las únicas divinidades asociadas con el destino en el mundo antiguo. Entre los romanos, alemanes, eslavos y nórdicos existían seres homólogos con una función similar: gobernar el destino. Los romanos los llamaron las Parcas o Tria Fata; Nornas fue el nombre que recibieron en los mitos escandinavos; y Laimas, en la mitología lituana y letona. En todos los casos fueron concebidos como tríadas hermanadas y, según los mitógrafos, su creación posiblemente estuvo inspirada en las Parcas griegas.
Este sincretismo con la cultura helénica es más evidente en el caso de las Parcas, del latín repuesto. Originalmente existía solo uno, que se encargaba de atender los nacimientos -palabra de la que proviene su nombre- y predestinar por escrito el futuro de los bebés.
Con el tiempo, como ocurrió con las Parcas, se convertiría en una trinidad relativa al destino, dividida en nacimiento, matrimonio y muerte: Nona, Décima y Morta, respectivamente. Sus nombres aluden al momento del nacimiento: Nona, por el noveno mes de embarazo, y Décima por los diez meses siendo la fecha límite para el nacimiento. La razón de esto es que en el momento del nacimiento, el destino comienza a girar. Quien viene a este mundo está necesariamente condenado a morir.
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