Actualmente estamos atravesando una profunda transformación que está cambiando por completo la forma en que percibimos el trabajo y su lugar en nuestras vidas. Se están cuestionando y redefiniendo viejas normas y suposiciones sobre el trabajo. Este cambio tiene el potencial de ser tan trascendental como la Revolución Científica del siglo XVI.
En ese momento, la teoría dominante de Ptolomeo, que sostenía que el Sol giraba alrededor de la Tierra, fue refutada por Copérnico, quien propuso que la Tierra en realidad giraba alrededor del Sol.
Durante la Revolución Industrial, los humanos eran vistos principalmente como herramientas para maximizar la producción. Este enfoque, lejos de prevenir el agotamiento, lo alentó, celebrando el esfuerzo incansable, donde se presumía trabajar incansablemente. Sin embargo, así como la Tierra no gira alrededor del sol, nuestras vidas no deberían girar en torno al trabajo.
La vida debe centrarse en nuestra humanidad plena. Esto incluye el trabajo, pero también otros aspectos fundamentales como nuestra salud, nuestras relaciones, el bienestar emocional, la capacidad de disfrutar momentos de alegría y contribuir al bienestar de los demás. Cuando organizamos nuestras vidas en torno a este enfoque, no sólo nos conectamos mejor con nosotros mismos, sino también con algo más grande que nos permite encontrar un significado más profundo.
Sin embargo, muchas empresas como Amazon se plantean volver al trabajo presencial en 2025. Entre otras cosas, se centran en que la falta de comunicación entre equipos está debilitando su cultura organizacional.
Tengamos presente que no basta con abandonar un viejo modelo; Necesitamos adoptar un enfoque de la vida que valore nuestra humanidad y nos brinde lo que necesitamos para prosperar.
Hay una tercera opción, que reconoce que podemos disfrutar y comprometernos con nuestro trabajo y encontrar satisfacción en lo que hacemos sin que nuestra identidad gire en torno al trabajo. La ciencia ha demostrado que somos más productivos y creativos cuando estamos recargados y descansados.
Cada vez más personas expresan, de diferentes maneras, su deseo de vivir y trabajar de otra manera. Esta corriente de anhelo por una vida más profunda y significativa es, en esencia, la fuerza impulsora de la Revolución Energética Humana. Sólo cuando coloquemos nuestra humanidad en el centro de nuestras vidas podremos prosperar verdaderamente.
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El Diario NY
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