Los especialistas piden dividirla en dos categorías: “obesidad clínica” y “obesidad preclínica”
Un informe elaborado por expertos de todo el mundo advierte que existe el riesgo de diagnosticar obesidad a demasiadas personas, y que es necesaria una definición “más precisa” y “matizada” de este término.
Los médicos deberían tener en cuenta la salud general de los pacientes con exceso de grasa, en lugar de simplemente medir su índice de masa corporal (IMC), según el informe.
A quienes padecen enfermedades crónicas provocadas por su peso se les debe diagnosticar “obesidad clínica”, pero a quienes no tienen problemas de salud se les debe diagnosticar “obesidad preclínica”.
Se estima que más de mil millones de personas padecen obesidad en todo el mundo, por lo que existe una gran demanda de medicamentos para bajar de peso.
El informe, publicado en la revista The Lancet Diabetes y Endocrinologíacuenta con el respaldo de más de 50 expertos médicos de todo el mundo.
Nueva apariencia
“La obesidad es un espectro”, afirma Francesco Rubino, profesor del King’s College de Londres y presidente del grupo que llevó a cabo la investigación.
“Algunos lo padecen y logran llevar una vida normal, funcionar con normalidad”.
“Otros no pueden caminar ni respirar bien, o están en sillas de ruedas y tienen graves problemas de salud”.
El informe pide “replantear” el concepto de obesidad para distinguir entre pacientes con una enfermedad y aquellos que permanecen sanos pero corren el riesgo de padecer una enfermedad en el futuro.
Actualmente, en muchos países, la obesidad se define como tener un IMC superior a 30, medida que estima la grasa corporal en función de la altura y el peso.
El acceso a medicamentos para bajar de peso como Wegovy y Mounjaro suele estar restringido a pacientes de esta categoría.
Sin embargo, según el informe, el IMC no revela nada sobre la salud general del paciente y no distingue entre músculo y grasa corporal ni tiene en cuenta la grasa más peligrosa alrededor de la cintura y los órganos.
Los expertos abogan por un nuevo modelo que tenga en cuenta los signos de obesidad que afectan a los órganos del cuerpo -como enfermedades cardíacas, disnea, diabetes tipo 2 o dolores articulares- y su impacto perjudicial en la vida diaria.
Esto indica que la obesidad se ha convertido en una enfermedad clínica y necesita tratamiento farmacológico.
Sin embargo, a las personas con “obesidad preclínica”, en lugar de medicamentos y cirugía, se les debe ofrecer asesoramiento, asesoramiento y seguimiento sobre la pérdida de peso para reducir las posibilidades de que se desarrollen problemas de salud. También puede ser necesario tratamiento.
“Tratamiento innecesario”
“La obesidad es un riesgo para la salud; la diferencia es que para algunos también es una enfermedad”, afirmó el profesor Rubino.
El experto añadió que era sensato redefinirlo para conocer el nivel de riesgo en una población amplia, en lugar de la actual “imagen borrosa de la obesidad”.
Según el informe, la relación cintura-altura o la medición directa de la grasa, junto con un historial médico detallado, pueden proporcionar una imagen mucho más clara que el IMC.
Louise Baur, experta en obesidad infantil de la Universidad de Sydney que ayudó a producir el informe, dice que el nuevo enfoque permitirá a los adultos y niños obesos “recibir una atención más adecuada”, al tiempo que reducirá el número de sobrediagnósticos y tratamientos innecesarios.
En un momento en el que se prescriben a gran escala fármacos que reducen el peso corporal hasta un 20%, el informe afirma que este “repensamiento” de la obesidad “es tanto más pertinente” cuanto que “mejora la precisión del diagnóstico”.
“Financiamiento limitado”
El Real Colegio de Médicos de Londres dice que el informe sienta una base sólida “para tratar la obesidad con el mismo rigor médico y compasión que otras enfermedades crónicas”.
Distinguir entre obesidad preclínica y clínica sería “un paso vital” y “destacaría la necesidad de identificar e intervenir tempranamente”, al tiempo que se brinda atención adecuada a los pacientes cuya salud ya está gravemente afectada, dijo la universidad.
Muchos temen que la presión sobre los presupuestos sanitarios signifique menos dinero para los pacientes “preobesos”.
Jim Mann, codirector del Centro Edgar para la Investigación de la Diabetes y la Obesidad en Otago, Nueva Zelanda, dijo que probablemente se hará hincapié “en las necesidades de aquellos definidos como clínicamente obesos” y que es “muy probable” que la financiación limitada estar destinado a ellos.
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