Estas nuevas observaciones sugerían lo contrario: que se estaba expandiendo.
Hace aproximadamente un siglo, los científicos se esforzaban por conciliar lo que parecía una contradicción en la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.
Publicada en 1915 y ya ampliamente aceptada en todo el mundo por físicos y matemáticos, la teoría suponía que el universo era estático, es decir, que no cambiaba, no se movía y era inmutable.
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