Luis Jiménez, conductor de autobús de la MTA, ha sido aplaudido como un héroe por haber rescatado a la niña Adaline “Addy” González, de 5 años, al verla deambular sola por una calle de Harlem (NYC).
El acto heroico ocurrido el mes pasado tuvo un nuevo capítulo emotivo esta semana cuando Jiménez y la niña se reencontraron durante un evento, junto con sus padres y autoridades de la MTA. “Gracias Luis por ser mi héroe y salvarme la vida de los malos de la ciudad de Nueva York”. Addy le dijo, revisó Noticias ABC.
Todo empezó cuando el pez mascota de Addy acababa de morir y ella dejó la escuela solo para conseguir uno nuevo. En ese momento, el conductor de 60 años estaba terminando su turno de mañana en la ruta M116 que atraviesa la ciudad y vio a la chica sola en la acera cerca de la Calle 106 y Broadway.
Jiménez dice que observó a la niña durante aproximadamente una cuadra antes de decirle a un usuario que llamara al 911. Luego se detuvo y llamó a su operador y, Con la ayuda de otros pasajeros logró subir a la niña al autobús. Finalmente, llegó la policía y logró llevar a la menor sana y salva a su familia.
“Me hizo sentir muy bien, mi corazón latía con fuerza, no podía esperar a conocerla a ella y a sus padres porque algo así se debe celebrar, ella pudo llegar a casa”, dijo Jiménez esta semana.
“Estábamos totalmente asustados. No sabíamos qué pensar… Estábamos aterrorizados porque esa es nuestra niña”, dijo la madre, Julissa. “No nos sorprende. “Ella siempre ha estado muy decidida a hacer lo que quiere”, dijo el padre, César González, en relación a su ingenuo deseo de tener una nueva mascota, que finalmente logró.
“Decidí llamar a mi nuevo pez Luis. “Estaba emocionada y feliz y fue perfecto”, dijo la niña, quien le dio un regalo a Jiménez: una gorra Jet que dice “Addy’s Hero” en inglés.
En un caso similar, el mes pasado un valiente neoyorquino actuó rápidamente y salvó la vida de un hombre autista que saltó al agua desde un muelle en la Bahía de Jamaica. Brooklyn.
En julio, un mendigo apuñaló a una mujer de 23 años en una estación del metro de Nueva York, en Queens. Dos heroicos buenos samaritanos capturaron al atacante y lo retuvieron hasta que llegó la policía.
