domingo, noviembre 24, 2024

Columna de Ismael Cala: Una decisión de amor propio

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En los últimos años, el bienestar mental se ha convertido en el eje en torno al cual gira todo lo que hacemos: nuestras relaciones, decisiones y objetivos. Nos han enseñado a construir nuestros sueños de forma imparable, a avanzar hacia el éxito sin detenernos demasiado a cuestionarnos el coste que esto tiene en nuestra mente.

Sin embargo, esta “fórmula” de productividad extrema rara vez nos brinda satisfacción total, porque cuando se descuida la salud mental, nuestras victorias no valen nada. Dar prioridad a la salud mental es, en esencia, un acto de liderazgo personal y amor propio, y su importancia crece cada día.

En el mundo acelerado en el que vivimos, priorizar nuestro bienestar mental puede parecer paradójico, pero es exactamente lo que necesitamos para sostener nuestros proyectos y aspiraciones de vida. Esta elección consciente no sólo nos llena de energía y claridad, sino que también envía un mensaje poderoso: cuando nos cuidamos a nosotros mismos, estamos mejor equipados para servir a los demás y generar un impacto real y duradero.

Este camino comienza reconociendo y validando nuestras emociones, sin juzgarlas. Hoy sabemos que no se trata de ignorar el estrés, el cansancio o la ansiedad, sino entenderlos como señales de que debemos redirigir nuestra energía. Depende de nosotros aprender a gestionar nuestras emociones, sin dejarnos controlar por ellas, y desarrollar la capacidad de observarnos con amabilidad y empatía. En este proceso, tomamos conciencia de lo que realmente nos importa y de lo que debemos dejar ir.

Cultivar una buena salud mental no requiere necesariamente de grandes esfuerzos ni de cambios drásticos. A veces se trata de integrar prácticas simples pero poderosas en nuestra vida diaria. La meditación, el mindfulness, dar un paseo silencioso o simplemente reservar unos minutos al día para la introspección pueden ayudarnos a reducir el estrés y ver el mundo con nuevos ojos.

Estos momentos de pausa nos brindan perspectiva, paz y una oportunidad para restablecer la mente hacia lo que realmente importa. Y lo más importante es hacer de estos momentos un hábito, algo tan común y cotidiano como desayunar o consultar nuestro correo electrónico. Porque cada pequeño acto de cuidado personal es un paso hacia una vida más equilibrada.

Además, no podemos olvidar que nuestra salud mental tiene un impacto directo en nuestras relaciones y nuestro entorno. Cuando nos cuidamos, inspiramos a quienes nos rodean a hacer lo mismo, generando un círculo virtuoso de bienestar colectivo. Un líder en paz consigo mismo inspira a otros a elegir una vida de equilibrio, a desconectarse del ruido exterior y conectarse con su propio ser. Imaginemos por un momento un mundo en el que cada persona priorice su salud mental; un mundo donde las interacciones sean más genuinas y donde las personas se muestren sin máscaras ni escudos.

Decidir cuidar nuestra salud mental significa comprometernos diariamente con nuestro propio bienestar y el de quienes nos rodean. Con cada práctica de autocuidado que integramos en nuestras vidas, creamos una base sólida que nos ayuda a afrontar los desafíos de la vida con resiliencia y optimismo.

Que este viaje hacia el bienestar mental sea una elección consciente cada día, una promesa que nos hacemos a nosotros mismos y al mundo. Dar prioridad a nuestra salud mental es el primer paso hacia un liderazgo auténtico y, en última instancia, hacia una vida más plena.

www.IsmaelCala.com

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