El faraón Tutankamón sigue siendo una de las figuras más enigmáticas y populares del Antiguo Egipto. Su tumba, descubierta hace 102 años por el arqueólogo británico Howard Carter, ha fascinado tanto a investigadores como a espectadores por los tesoros de valor incalculable que contenía.
Sin embargo, a pesar de extensos estudios, Un reciente análisis de su máscara mortuoria ha sacado a la luz un detalle “olvidado” que podría cambiar la perspectiva sobre la vida y muerte del niño faraón.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de York, en Inglaterra, dirigido por la profesora Joann Fletcher, lo ha revelado en un documental de History Hit que la famosa máscara mortuoria de Tutankamón, que se encuentra actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo, Puede que originalmente no hubiera sido para él.
Este descubrimiento ha captado la atención del público y de la comunidad arqueológica, ya que presenta una nueva visión de los rituales funerarios y las prácticas de reciclaje de artefactos en el Antiguo Egipto.
El misterio de las orejas perforadas
En esta investigación, el profesor Fletcher Se dio cuenta de un detalle específico en la máscara mortuoria de Tutankamón que hasta ahora había pasado desapercibido: las orejas perforadas. Este descubrimiento es notable, ya que en el Antiguo Egipto los piercings en las orejas estaban representados únicamente en imágenes de niños y mujeres. Sin embargo, Las representaciones de varones adultos en sus máscaras mortuorias, y especialmente de faraones, no solían incluir este tipo de rasgos.
Según Fletcher, es muy probable que Tutankamón, que ascendió al trono a los 9 años y murió a los 19, llevara pendientes en su infancia, pero no en su edad adulta. Esto lleva a la conclusión de que la máscara de oro podría haber sido hecha para otra persona y luego adaptada para el faraón. “Me concentré en una característica que durante mucho tiempo se pasó por alto: las orejas decididamente perforadas. Por lo tanto, se deduce que esta máscara fue hecha originalmente para otra persona”, comentó el investigador.
La teoría de Nefertiti relacionada con la máscara de Tutankamón
La hipótesis de que la máscara no fue creada originalmente para Tutankamón tiene un precedente: En 2015, el egiptólogo Nicholas Reeves propuso que la máscara mortuoria podría haber sido diseñada para Nefertiti, la madrastra de Tutankamón.
Nefertiti, una de las figuras más emblemáticas del Antiguo Egipto, desapareció misteriosamente de los registros históricos y su tumba nunca ha sido encontrada. Según Reeves, el velo dorado de la máscara podría haber sido destinado a ella, pero fue reutilizado para Tutankamón debido a la prisa con la que se organizaron sus rituales funerarios.
El hecho de que la máscara tenga orejas perforadas refuerza la teoría de que podría haber sido hecha para Nefertiti, ya que las mujeres en el Antiguo Egipto a menudo usaban aretes, y sus máscaras mortuorias pueden haber reflejado este estilo. Además, la posición de Nefertiti como figura femenina destacada en la corte de Akenatón, padre de Tutankamón, refuerza esta posible reutilización de su máscara para el joven faraón.
Tutankamón fue el último faraón de la XVIII Dinastía, un período de cambios importantes para el imperio egipcio. Su gobierno fue breve y su repentina muerte sorprendió a la corte. Debido a la falta de tiempo para los preparativos ceremoniales, algunos expertos creen que el tribunal tuvo que utilizar todo lo que estaba disponible para su entierro, incluida una máscara que podría haber pertenecido a otra persona.
Además, se encontraron rastros de pintura fresca en las paredes de su tumba, lo que indica que el lugar aún estaba siendo decorado en el momento de su entierro. Esto sugiere que el equipo de embalsamadores y arquitectos funerarios trabajó contra reloj, y el uso de una máscara que no pertenecía a Tutankamón puede verse como otra señal de que los preparativos se hicieron apresuradamente.
En el Antiguo Egipto, las máscaras mortuorias no eran exclusivas de los faraones. Estos fueron un elemento clave en el proceso de entierro, ya que se creía que en la reencarnación el alma debía identificarse y regresar a su cuerpo antes de ser juzgada por el dios Anubis. Las máscaras mortuorias se diseñaron a semejanza del difunto, para facilitar este proceso en el más allá. La calidad y los materiales de la máscara dependían de la posición social y económica de la persona.
La máscara de Tutankamón es uno de los ejemplos más sofisticados de esta práctica: hecha de oro, adornada con piedras semipreciosas y con detalles de colores en el rostro y un collar. Sin embargo, el detalle de las orejas perforadas sigue siendo un enigma. Esta característica lo convierte en el primer faraón representado con tal característica en su máscara.
El estudio de la máscara de Tutankamón sigue revelando detalles que enriquecen nuestra comprensión del Antiguo Egipto. Aunque han pasado más de 3.000 años desde su creación, nos recuerda que todavía quedan muchos misterios por descubrir en el Antiguo Egipto.
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