Según reseña La Nación, la tradición cuenta que la Virgen María se apareció en sueños al papa Liberio y a un noble romano para señalar el lugar donde debía construirse la basílica. La señal fue una nevada milagrosa el 5 de agosto, en pleno verano romano. Esa historia aún se celebra cada año con una lluvia de pétalos blancos desde la cúpula del templo.
La Basílica de Santa María la Mayor, una de las joyas arquitectónicas y espirituales de Roma, se convertirá en el lugar de descanso eterno del papa Francisco, quien falleció el lunes 21 de abril a los 88 años. Con esta elección, el primer pontífice latinoamericano y jesuita rompió con siglos de tradición y reafirma su estrecho vínculo con la figura mariana.
Ubicada en el monte Esquilino y construida en el siglo V, Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de Roma.