Cali (Colombia).- El motel ‘Bésame’, emblema de la ciudad de Cali con casi 200 habitaciones temáticas, fue construido por Humberto Villegas como un templo “para hacer el amor”, pero en las últimas dos semanas sus habitaciones han sido remodeladas. dio la bienvenida a algunos delegados participantes en la COP16, así como a otros moteles que han suplido de manera peculiar la falta de alojamiento en la tercera ciudad más grande de Colombia.
Estas dos semanas Cali fue sede de la cumbre de biodiversidad más grande celebrada hasta la fecha, la COP16, y la llegada masiva de participantes pronto reveló un problema: no había alojamiento para todos y las alternativas no tardaron en llegar.
Han ido llegando invitados con distintivos COP16 -Villegas no especifica cuántos- que han podido ver la sala polar -la favorita del propietario-, la selvática, con un tigre incluido, o las temáticas de regiones y países, incluidas las de las ciudades colombianas de Pasto o Cartagena de Indias, pero también las ciudades españolas, panameñas o egipcias.
Hay algo para todos los gustos en habitaciones que van desde los 35.000 pesos (unos 8 dólares) hasta los 250.000 (56 dólares).
La polémica estancia de los participantes en la cumbre en el ‘Kiss Me’ y otros moteles ha sido uno de los temas más comentados en la ciudad por los problemas de alojamiento, y uno de los más comentados en los pasillos de la COP16 -junto con la Mal funcionamiento de WiFi.
Cali “no tiene capacidad para asistir a un evento mundial”, y por eso “estaba desbordado” con tanta gente para acomodar, explica Villegas, por lo que los moteles “han colaborado para acomodar a la gente de la COP de la mejor manera”. camino” para que “se sientan como en casa”.
“Hemos sido muy útiles (…) estamos poniendo de nuestra parte”, insiste, y dice que los moteles son una “alternativa” más económica, “social y cotidiana”.
El templo del amor
Villegas es un fiel defensor de “hacer el amor”, para él es “algo sagrado” y una actividad “muy reconfortante”, y además hay que hacerlo “en un lugar totalmente agradable, con los colores de la naturaleza, con especial atención”. rodeado de animales y mucha diversidad.”
La decoración, en palabras del propietario del motel, “ayuda a la ternura (…) a hacer el amor de una manera más romántica, más bonita, más entrañable”, y aunque eso no era lo que buscaban quienes se han alojado, lo han encontrado. Pidieron permiso para tomar fotos porque les “gusta” el lugar, dice.
El motel de Villegas tardó años en terminarse y tiene cada rincón decorado con estatuas, figuras, azulejos y espejos; incluso una reproducción de 17 metros de altura de la Venus de Milo. Blanco y minimalista no es la especialidad de este alojamiento.
En Colombia la cultura motelera está normalizada, a pesar de que “es una sociedad un tanto conservadora en temas sexuales”, pero Cali “tiene una particularidad especial, y es que aquí es muy popular bailar”, afirma Villegas. quien dice que “se da todo para que cada rumba acabe en hacer el amor”.
Compromiso con la biodiversidad
El motelero se autodenomina “abanderado de la biodiversidad” y asegura que está colaborando con la COP16 “todo lo que puede”: “Vamos a vivir en un mundo donde no hay agua, donde no hay recursos naturales, donde no hay No hay animales, por eso tenemos que luchar contra la biodiversidad”, se lamenta este activista ecologista espontáneo.
Villegas dice temer a los “negacionistas” de la crisis climática y advierte sobre lluvias torrenciales, tormentas violentas, calor extremo y otros aspectos climáticos “que no son favorables” y que “serán el denominador común a partir de ahora”. ”.
Para concluir, dice que espera que en estos dos últimos días “se alcancen acuerdos concretos que permitan tomar medidas inmediatas porque el cambio climático llegó para quedarse”. Mientras tanto, seguirá dirigiendo el templo de “hacer el amor”.