En un ensayo publicado en La tribuna del jugadorMenos de un mes después de su retiro oficial, Nadal reflexionó sobre los desafíos emocionales y físicos que enfrentó a lo largo de su carrera. “Estaba muy acostumbrado al dolor físico, pero había momentos en los que me costaba controlar la respiración y no podía jugar a mi máximo nivel. Ahora no tengo ningún problema en decirlo. Al fin y al cabo, somos seres humanos, no superhéroes”, escribió el campeón de 22 títulos de Grand Slam.
El mallorquín explicó que, aunque nunca sufrió una ansiedad incontrolable, hubo periodos en los que el manejo de su mente se le dificultó, afectando su rendimiento en la pista. “Hubo meses en los que pensé en tomarme un descanso completo del tenis para aclarar mi mente. Al final trabajé en ello todos los días para mejorar”, añadió.
A sus 38 años, Nadal se retiró en noviembre tras representar a España en la Copa Davis. Las dos últimas temporadas estuvieron marcadas por lesiones recurrentes, que limitaron su participación en el circuito profesional.
En el ensayo, Nadal también habló de los dolores crónicos en su pie izquierdo, un problema que le aquejaba desde los 17 años y que casi acaba con su carrera antes de empezar. “Pasé muchos días en casa llorando, pero fue muy humillante. Tuve la suerte de tener a mi padre, que siempre fue tan optimista”, recuerda.
El tenista español, conocido por su palmarés de 14 títulos en Roland Garros, reflexionó sobre su legado y la importancia de los valores en el deporte. “Espero que mi legado sea que siempre traté de tratar a los demás con profundo respeto. Esta fue la regla de oro de mis padres”.
Nadal, símbolo de perseverancia y fuerza en el tenis, deja una huella imborrable no sólo por sus logros dentro de la cancha, sino por su humanidad fuera de ella.
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