El Artículo 161 del Código de Salud de la Ciudad de Nueva York regula la posesión y el manejo de ciertos animales dentro de los límites urbanos. Entre ellos, los gallos ocupan un lugar destacado por los problemas que su presencia puede generar en la convivencia cotidiana.
Tener animales en casa puede ser una experiencia enriquecedora, pero no todas las especies están permitidas dentro de la ciudad de Nueva York.
Uno de los casos más particulares y, a la vez, más problemáticos es el de los gallos. Aunque su presencia puede parecer inofensiva para algunos, la ley neoyorquina considera que estos animales no deben estar en áreas residenciales debido a varios factores clave: el ruido, los riesgos sanitarios y la posibilidad de actividades ilegales como las peleas.