El descuento hiperbólico es nuestra inclinación a elegir recompensas inmediatas en lugar de recompensas que vendrán en el futuro, incluso cuando estas recompensas a corto plazo sean menores.
Es un sesgo psicológico que puede llevar a las personas a tomar malas decisiones porque fomenta la impulsividad en lugar de la visión de futuro, explican expertos que durante décadas han estudiado el tema desde el campo de la economía del comportamiento o la psicología.
“Distorsiona nuestra percepción del valor”Le dice a BBC Mundo Vincent Berthet, profesor asociado de la Universidad de Lorena e investigador asociado del Centro de Economía de la Sorbona.
Si lo más importante al tomar una decisión es que el beneficio sea inmediato, incluso si ese beneficio es menor, entonces el descuento (el recorte de beneficios) se vuelve hiperbólico, es decir, exagerado.
Este sesgo psicológico, que también se estudia como “gratificación retrasada”, tiene una larga historia.
Aunque con diferentes nombres, el descuento hiperbólico se ha estudiado durante siglos, cuando los comerciantes (e incluso los filósofos) intentaban comprender la lógica del valor del dineroel rendimiento del capital, o el interés asociado con un préstamo basado en el costo y la oportunidad.
Tratando de comprender estos fenómenos, en las últimas décadas los expertos se han sumergido en complejos cálculos matemáticos para comprender y predecir las fuerzas que mueven las finanzas y la economía.
Los psicólogos, desde su propio campo de investigación, se apasionaron por comprender el funcionamiento del cerebro humano y los sesgos cognitivos que operan a la hora de tomar decisiones.
uno de ellos es Daniel Kahnemaninvestigador que analizó la forma en que tomamos decisiones y cómo esas decisiones influyen en la economía del comportamiento, investigación por la que recibió el Premio Nobel de Economía en 2002 (junto con Vernon Smith).
De forma sencilla, algunos autores explican que el sesgo hiperbólico nos hace pensar que cuanto más cerca está la recompensa en el tiempo, más atractiva parece.
Conocidos son los experimentos que se hicieron hace décadas con niños de 4 años en los que los investigadores les ofrecieron a malvavisco ahora, o dos malvavisco en 15 minutos. Y, como era de esperar, menos niños deciden esperar porque les resulta muy difícil retrasar la gratificación.
En cualquier caso, los resultados de estos experimentos varían sustancialmente en función de las características de la muestra y de la inclusión de variables como el origen socioeconómico de los sujetos, la edad o la capacidad cognitiva, entre muchas otras.
Pero, al fin y al cabo, la impulsividad es una fuerza que puede actuar en nuestra contra en la niñez o la edad adulta.
Si te ofrecen $100 ahora y $120 en una semana, ¿cuál preferirías?
Cuando tu decisión opera bajo un sesgo cognitivo, es probable que optes por tener menos dinero, pero antes.
Sesgo en las decisiones financieras
Descuento hiperbólico “A menudo nos lleva a tomar decisiones de las que nuestro ‘yo futuro’ podría arrepentirse”, explica Irene Scopelliti, profesora de marketing y ciencias del comportamiento en Bayes Business School, Bayes Business School of City, Universidad de Londres.
“Se considera un sesgo en lugar de una forma racional de valorar el tiempo”, le dice a BBC Mundo.
Para algunos expertos, este sesgo psicológico podría explicarse como resultado del proceso evolutivo, dado que la inmediatez nos magnetiza como si fuera un vestigio de nuestro pasado animal.
Otro motivo que puede influir en este tipo de decisiones es el hábito de procrastinar, entendido como el hábito de dejar para más adelante cosas que se pueden hacer en el presente.
También entra en juego la idea de imprevisibilidad: es mejor tener algo seguro ahora en lugar de esperar porque en el camino “pueden pasar cosas” y te quedarás con las manos vacías.
En cualquier caso, aunque las personas tienen diferentes condiciones psicológicas que las llevan a favorecer las recompensas inmediatas, el sesgo suele acechar en nuestras cabezas.
El descuento hiperbólico se activa cuando, por ejemplo, elegimos ver televisión ahora en lugar de estudiar para un examen la próxima semana, comer pizza en lugar de ir al gimnasio, o comprar algo innecesario hoy en lugar de ahorrar para unas vacaciones o unas vacaciones. jubilación.
Aplicado a las finanzas, el descuento hiperbólico claramente no es un buen consejero cuando tenemos que tomar decisiones monetarias, como cuando pedimos un préstamo para comprar un coche o hipotecar una casa.
“Esto funciona como una balanza”Turney McKee, director de investigación de la consultora The Decision Lab con sede en Montreal, Canadá, le dice a BBC Mundo, en el sentido de sopesar los costos en relación con los beneficios.
Lo que hacemos es intentar predecir su influencia futura en el equilibrio de esa balanza.
¿Cómo superarlo?
En términos prácticos, Vincent Berthet propone tres herramientas que pueden resultar eficaces para intentar superar el sesgo de descuento hiperbólico.
Uno de ellos es utilizar “dispositivos de compromiso”como definir planes de ahorro automático o establecer plazos que ayuden a evitar decisiones impulsivas.
Un buen ejemplo, explica Berthet, es el programa creado por el Premio Nobel de Economía Richard Thaler y el economista Shlomo Benartzi que aumenta los ahorros de las personas para su jubilación cada vez que reciben un aumento salarial.
El segundo es el “compromiso previo”que consiste en evitar tentaciones futuras, comprometiéndose de antemano a evitarlas. Esto se puede hacer programando inversiones periódicas o, por ejemplo, programando sesiones de ejercicio físico que no puedan posponerse fácilmente.
Y el tercero es usar recordatorios (visuales, escritos o conversaciones con otros) sobre los efectos positivos de mantener una decisión a largo plazo.
Comprender los sesgos que actúan cuando tomamos decisiones y reconocer su influencia en nuestras decisiones es un buen comienzo, dice Irene Scopelliti.
Entre las técnicas específicas para mitigar sus efectos está, además del “compromiso previo” que menciona Berthet, la creación de pequeñas “recompensas inmediatas” para ayudar a reforzar comportamientos positivos que tienen beneficios a largo plazo.
Esta fórmula es utilizada por varias aplicaciones que motivan a los usuarios a mantener, por ejemplo, un nivel diario de práctica deportiva o de idiomas, dando pequeñas recompensas inmediatas como puntos o mensajes positivos en el móvil.
Una buena idea es darnos un incentivo para hacer ejercicio, como ver una serie de Netflix mientras corremos en la cinta (en lugar de verla en el sofá).
Crear periodos de reflexióncomenta el experto, es otra estrategia útil. Se trata de esperar (un día, una semana, un mes) antes de realizar cualquier compra no imprescindible para evitar decisiones compulsivas.
Básicamente se trata de retrasar un poco la gratificación para estar seguros de que una decisión es la adecuada.
También es útil hacer que la recompensa futura sea más tangible. Si la recompensa son unas vacaciones, vale la pena poner una foto del destino como fondo de pantalla, o incluso imprimir una foto y ponerla en el refrigerador.
Es literalmente “ver” el premio al final del camino o imaginar cómo se sentiría el yo futuro ante esa decisión.
Precisamente esta técnica de proyectarse en el tiempo, dice Turney McKee, conocida como pensamiento futuro episódico, o a veces llamado “viaje mental en el tiempo”, ha demostrado ser muy eficaz.
El pensamiento de alta interpretación también ha demostrado ser eficaz, añade, refiriéndose al pensamiento abstracto que nos permite ver el panorama más amplio, sin centrarnos únicamente en los detalles.
Si hablamos de decisiones prácticas a largo plazo más predecibles, como contratar una hipoteca a tipo fijo o un préstamo para un automóvil, resulta útil hacer los cálculos y comparar el costo total a lo largo del tiempodice.
La misma lógica se puede aplicar a los servicios de suscripción, donde el coste medio mensual suele ser menor al contratar el servicio por un periodo de tiempo mayor.
Quizás con el dinero no te pase, pero el sesgo hiperbólico puede estar presente en cosas tan simples como querer tener una vida más saludable, pero no poder resistirte a alimentos que te hacen mal y al sedentarismo.
Después de hablar con los expertos, probablemente me anime a probar la técnica de hablar con mi yo del futuro, a ver si me atrevo a contarle las malas decisiones que a veces tomo sin mirar a largo plazo… y a ver si me da un buen consejo.
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