Imagina que estás de vacaciones en un hotel de lujo en las Bahamas. Desde tu habitación disfrutas de una espectacular vista al mar. Bajas a la playa y mientras tomas el sol disfrutas del calipso y disfrutas de una piña colada. ¡Te sientes feliz! De repente suena tu celular y recibes la noticia de que perdiste tu trabajo. En ese momento empiezas a sufrir de ansiedad y en medio de un lugar tan espectacular te sientes infeliz.
Ahora quiero que imagines otro escenario; Estás en un pequeño hotel de baja calidad. La cama es dura, la alfombra tiene manchas y la televisión no funciona. ¡Te sientes miserable! De repente alguien llama a la puerta. Se trata de un mensajero que viene a entregarte un arreglo floral enviado por el amor de tu vida que creías perdido. En la postal se lee: “Te amo y te he extrañado”. Saltas de alegría sobre el duro colchón y en medio de un lugar odioso, ¡te sientes feliz!
Estas dos escenas demuestran que tu felicidad no depende de lo que sucede a tu alrededor, puedes estar en el lugar más desagradable pero si hay alegría en tu interior te sentirás en el paraíso, al contrario, puedes estar en un lugar maravilloso pero Si hay incertidumbre dentro de ti, te sentirás infeliz. El factor que determina tu alegría es la forma de pensar y la forma de reaccionar ante cada situación, donde pase lo que pase, tomas la decisión de estar en paz y tranquilidad.
No pongas condiciones a tu felicidad pensando que serás más feliz el día que encuentres la pareja ideal, el trabajo perfecto, pierdas 30 libras o tu hijo se gradúe de la universidad. Naciste con el derecho a ser feliz, esto te pertenece y nada ni nadie te lo podrá quitar. Lo único que puede robarte la serenidad eres tú.
Hoy puedes tomar la decisión de sentirte pleno y satisfecho. ¡Vive el presente! Disfruta de los detalles simples de la vida. Todo lo que necesitas para vivir en el paraíso está dentro de ti.
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