Un hombre sin hogar engañó a varias mujeres fingiendo ser rico y haciéndolas pagar lujos, visitas a locales exclusivos y hoteles. Tras viralizarse el caso, fue arrestado en China por fraude.

Un caso sorprendente en Shanghái ha revelado cómo un hombre sin hogar logró engañar a varias mujeres haciéndose pasar por rico. En tan solo 10 días, convenció a cinco mujeres para que gastaran dinero en él mientras él visitaba lugares caros, compraba ropa nueva e incluso conseguía el último modelo de smartphone, informó el South China Morning Post.

La policía descubrió la estafa después de que una mujer presentara una denuncia, lo que dio lugar a detalles impactantes sobre cómo el hombre llevó a cabo su plan. En agosto, la policía del distrito de Putuo de Shanghái recibió una denuncia de una mujer que se identificó como Liu Qian. Declaró que un hombre de 36 años, Chen, haciéndose pasar por el dueño de un club nocturno, la estafó.

Según Liu, el día anterior había explorado la ciudad con Chen, cenando fuera y visitando varios locales de ocio. Chen le había prometido 3.500 yuanes en efectivo.

A la mañana siguiente, Chen llegó a su casa con una bolsa de plástico negra. Al abrirla, encontró entre 50.000 y 60.000 yuanes en efectivo. Afirmó que era necesario guardar el dinero debajo de la cama para fines de Feng Shui. También dijo que la contrataría en el futuro y que la cantidad era suficiente para su pago y sus gastos.

Liu tenía que pagar el alquiler ese día, así que pensó que le vendría bien una pequeña parte del dinero. Pero cuando Chen salió con el pretexto de «atender una llamada», abrió su bolso y descubrió que estaba lleno de billetes de entrenamiento en lugar de billetes reales. Solo unos pocos billetes, arriba y abajo, eran auténticos.

Las investigaciones policiales revelaron que Chen visitaba regularmente lugares caros, y cada vez llegaba con una mujer diferente. Les hacía pagar todo: comida, bebida, hotel y taxis. Las mujeres pagaban sin problema porque veían grandes fajos de billetes con él y asumían que era rico.

Cuando la policía lo atrapó, se descubrió que su ropa y su nuevo smartphone también se habían comprado con el dinero de las mismas mujeres a las que había estafado.

Para que la estafa pareciera genuina, Chen se hacía pasar por agente en grupos de chat desde una cuenta aparte, atrayendo a las mujeres con la promesa de «compañerismo bien remunerado». Cuando las mujeres se acercaban a él, les mostraba fajos de billetes, que en realidad eran billetes de entrenamiento, intercalados con billetes reales para que todo el fajo pareciera real.

Luego guardaba el dinero y prometía pagarles el importe completo al finalizar el crimen.

Si no encontraba una nueva víctima pronto, se quedaría sin dinero. En esos días, pasaba la noche durmiendo en bancos de parques públicos y salía por la mañana a buscar a su siguiente objetivo.