Francisco, de 88 años, fue ingresado el 14 de febrero debido a una neumonía bilateral que provocó episodios críticos en las últimas semanas. Pese a ello, la evolución de la enfermedad ha sido positiva, con una “gradual y leve mejoría”, según el reporte oficial.
El estado de salud del papa Francisco ha mostrado una evolución favorable, permitiendo a los médicos levantar el pronóstico reservado tras 25 días de hospitalización en el hospital Gemelli de Roma. Aunque su situación sigue siendo delicada, la Santa Sede informó este lunes que el pontífice ya no se encuentra en peligro inminente.
Según el comunicado del Vaticano, las pruebas médicas han confirmado la estabilidad de su estado, con una buena respuesta a la terapia farmacológica.
