Tampoco su extraordinaria cantidad de equipamiento, con algunas partes incompletas, como si hubiera empacado de prisa: flechas y arcos sin terminar de tallar, una preciada hacha de cobre, hongos medicinales e incluso dos estufas portátiles.
A medida que los glaciares y las capas de hielo del planeta se derriten, revelan historias jamás contadas de habilidades humanas, aventuras, fe y conflictos mortales.
Hace unos 5,000 años, un hombre tatuado de unos 40 años, de ojos marrones y cabello negro, escaló una montaña empinada en los Alpes de Ötztal, en la frontera entre Austria e Italia, y alcanzó los 3,000 metros de altura.
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