Las autoridades locales, nacionales y los reyes de España fueron recibidos este domingo con barro, objetos e insultos lanzados durante su visita a la zona cero de las inundaciones que Dejaron al menos 217 muertos en el sureste del país, cifra que se teme que se multiplique en los próximos días.
Felipe VI y la reina Letizia y los políticos se reunieron en la localidad de Paiporta con una reacción que refleja la indignación popular con la falta de previsión antes del desastre y la lentitud de la respuesta después.
“Nos habéis abandonado”, recriminó un joven al monarca.cuando insistió en venir a escuchar a los vecinos, resumiendo un sentimiento generalizado en Valencia, la provincia más afectada, y en el resto de España.
La espontánea ola de solidaridad que desató la tragedia en gran parte del país, con multitud de voluntarios que acudieron por su cuenta a socorrer a los pueblos arrasados por el agua, contrasta con la respuesta oficial y con el hecho de que días después de las torrenciales lluvias todavía había poblaciones que no Había llegado el despliegue de emergencia anunciado por las autoridades.
Después de días de intercambio de reproches entre políticos de ambos bandos, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchezreconoció el sábado que “la respuesta que se está dando no es suficiente” y admitió “graves problemas y deficiencias”.
Con cadáveres aún por recoger, cientos de personas desaparecidas liberadas y miles de familias y empresas que lo han perdido todo, Muchos españoles se preguntan cómo han llegado hasta aquí y por qué sus dirigentes no han estado a la altura.
Los gobiernos regional y central, muy cuestionados
Tanto la gestión del Gobierno central, liderado por el Partido Socialista de Sánchez, como la del Gobierno regional de la Comunidad Valenciana, en manos del Partido Popular, está siendo muy cuestionada.
Aunque el La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado la alerta roja a primera hora de la mañana del martes, el presidente valenciano, Carlos MazonDijo a mediodía de ese mismo martes que el temporal se estaba desplazando, “por lo que se espera que sobre las 18.00 horas disminuya su intensidad” en la Comunidad Valenciana.
Mazón no decretó ninguna medida extraordinaria y la población, acostumbrada a este tipo de tormentas en esta época del año, aunque no de la magnitud de la del martes, siguió haciendo vida normal.
Tampoco se tomó medida alguna por parte del gobierno central y esa misma noche, lLa tormenta sorprendió a muchos en autos o casas bajas en el que perdieron la vida ahogándose.
Sólo a las 8 de la tarde, cuando muchos ya veían con los ojos cómo el agua se lo tragaba todo, llegó a los teléfonos de los valencianos un SMS de alerta diciéndoles que se protegieran.
Sólo entonces el Gobierno regional solicitó también al Gobierno central el despliegue de la Unidad Militar de Emergencias (UME), la unidad especial del Ejército cuya misión es responder rápidamente a catástrofes o situaciones de riesgo dentro de España.
Al día siguiente, con las imágenes de pueblos enteros sepultados en barro y coches arrastrados por el agua como fichas de dominó, España y el mundo tomaron conciencia de la magnitud del desastre.
“España, muertes evitables” reza la portada del diario francés “Liberation” Explicación del desastre de Valencia.
Una respuesta oficial tardía
Mientras los primeros miembros de la UME comenzaban a trabajar en colaboración con los servicios de emergencia locales completamente desbordados, desde la ciudad de Valencia, un Multitudes de ciudadanos se dirigieron espontáneamente a las zonas afectadas.
Equipados con escobas, palas, suministros y todo lo que encontraron, se propusieron ayudar. cuando en muchos lugares aún no había llegado ayuda oficial. En algunos de ellos, las únicas personas que trabajaban limpiando calles y caminos eran los mismos vecinos que lo habían perdido todo.
Entonces, tanto Mazón como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a quien el Gobierno central había enviado a Valencia para coordinar la respuesta de emergencia, pidieron a los voluntarios que volvieran a casa para despejar las vías a los servicios de emergencia.
El día anterior, antes en muchos municipios había visto el Ejército, los reproches ya habían comenzado entre los políticos.
El 1 de noviembre, la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció el envío de más soldados a la zona y prometió que llegarían aún más “si fuera necesario”.
Cuando se le preguntó por qué el gobierno central había tardado tanto en enviar al Ejército, Robles culpó al gobierno regional: “Eso también me lo pregunto. Los militares estaban todos preparados para ir, pero la dirección de la emergencia corresponde a la Generalitat, no corresponde al gobierno de España”.
El Gobierno valenciano respondió reprochando a Robles “una deslealtad intolerable”.
Al día siguiente, Alberto Núñez Feijóo, líder nacional del partido al que pertenece el presidente valenciano, afirmó que “ante una emergencia nacional ningún gobierno espera y actúa, como lo hace la Generalitat Valenciana con admirable resistencia”.
Este sábado, el presidente del gobierno español, Sánchez, anunció la “El mayor despliegue en tiempos de paz” del Ejército español y envió un mensaje al presidente de la Comunidad Valenciana.
“Si necesitas más recursos, pídelos.. No es necesario priorizar unos municipios sobre otros ni priorizar tareas. Se da prioridad cuando faltan recursos y no es así”, afirmó Sánchez.
Se lo dijo Diego López Garrido, director de la Fundación Alternativas, un centro de análisis vinculado al partido de Sánchez pidió declarar el estado de alarma, uno de los mecanismos previstos en la Constitución para que el Gobierno central asuma el control en situaciones de emergencia que ya se activó durante la pandemia de la covid.
“Esto no es una cuestión de comunidad autónoma, es una cuestión de Estado”, afirmó López Garrido.
Pero Sánchez ha descartado esa opción. “No se trata ahora de que la Administración General del Estado sustituya a la administración autonómica; “Ahora tenemos que apoyar”, dijo el sábado.
¿Por qué tardó tanto en responder?
La catástrofe de Valencia ha puesto de manifiesto en una situación sin precedentes los problemas de distribución de poderes y responsabilidades en el Estado autónomo español.
España es un estado descentralizado en el que, sin ser federal, el país está dividido en comunidades autónomas con un alto nivel de competencias y autogobierno.
Pero el reparto de poderes entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, muchas veces en manos de partidos políticos opuestos, son causa común de controversias políticas y jurídicas, y muchas veces acaba siendo el Tribunal Constitucional el que tiene que resolverlas.
Jorge Olcina, experto en Climatología de la Universidad de Alicante, le dijo a BBC Mundo que “Lo ocurrido en Valencia ha demostrado que el modelo de Estado autonómico adoptado en España no cuenta con mecanismos bien aceitados para afrontar una emergencia de esta magnitud”.
“En una situación como ésta no hay lugar para la disputa política ni para las distinciones entre lo local y lo nacional; Se necesita una iniciativa oportuna”, opina el experto.
Para Juan R. Gil, periodista y director general del diario valenciano “Levante”, el desastre se ha demostrado “una crisis de gobernanza sin precedentes. El Estado es el gobierno central, el gobierno regional y los alcaldes. Y en el desastre de Valencia sólo una parte, la de los alcaldes, parece haber cumplido”.
En un país poco acostumbrado a catástrofes naturales tan devastadoras, la de Valencia ha supuesto una prueba sin precedentes para sus instituciones y autoridades.
Y muchos ciudadanos creen que se ha suspendido estrepitosamente.
““Se sabía y nadie hizo nada para evitarlo”. dijo un joven al rey este domingo mientras Sánchez era evacuado de la zona tras ser increpado en un día de máxima tensión.
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