Las nuevas tecnologías y la búsqueda de alcanzar cero emisiones netas de carbono han llevado a la búsqueda de nuevas alternativas.
Mientras se habla de combustibles de aviación y aviones eléctricos más sostenibles, hay otra forma de viajar en avión que actualmente se propone como alternativa ecológica: los dirigibles.
Técnicamente, un dirigible es un avión autopropulsado con forma de cigarro, hecho de un enorme globo lleno de gases casi ingrávidos, con una cabina o góndola adjunta para transportar pasajeros, tripulación y carga.
Si estás evocando una imagen del pasado, en blanco y negro, tienes razón: los dirigibles eran populares a principios del siglo XX, antes del surgimiento de la aviación tal como la conocemos hoy. Pero ahora están regresando.
Los avances tecnológicos modernos y la necesidad de seguir desarrollando la industria de la aviación, que poco a poco se esfuerza por alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de carbono, han llevado a los ingenieros aeronáuticos a reexaminar el dirigible.
Nuevos materiales, incluidas nuevas formas de nailon ultraligero, han hecho posible un nuevo tipo de avión.
La sustitución del hidrógeno inflamable por helio ha permitido un desarrollo más seguro que evita que se repita el desastre del Hindenburg, el lujoso dirigible alemán que explotó en 1937.
La experiencia compensa la velocidad
Los nuevos avances y las normas de aviación más estrictas hacen que lo único que estos nuevos dirigibles tengan en común con el Hindenburg sea su forma y el hecho de que utilizan un gas más ligero que el aire.
Aunque los dirigibles, que normalmente vuelan a unos 100-130 km/h, nunca alcanzarán la velocidad de un avión moderno, se habla de ellos como una forma de viaje lento, como los cruceros y los trenes nocturnos, donde la experiencia compensa la menos velocidad.
Los dirigibles vuelan a menor altitud que un avión y tienen cabinas no presurizadas que permiten abrir la ventana y mirar a través de ella, lo que hace que sea más cómodo para los pasajeros.
El globo de gran tamaño también requiere mucha menos energía para funcionar y podría funcionar con motores eléctricos que impulsan el despegue y la dirección, lo que los convertiría en una forma de transporte aéreo sin emisiones de carbono.
“Es bueno que estemos probando diferentes ideas e innovaciones, ya que explorar diversas soluciones es clave para mejorar la aviación y hacerla más sostenible en el futuro”, dijo el destacado experto en aviación Thomas Thessen, profesor asociado de la Universidad de Aalborg y analista jefe. de Scandinavian Airlines.
“La mayor ventaja que puedo ver es que pueden permanecer en el aire durante mucho tiempo. y que tienen la capacidad de volar verticalmente hacia arriba”.
Los dirigibles no necesitan una pista para despegar, lo que significa que pueden despegar y aterrizar en cualquier lugar que tenga un espacio plano lo suficientemente grande para ellos, que podría ser un lugar tan simple como un campo, siempre que haya algo a lo que llegar. puede atar.
Esto también significa que pueden ayudar a rescatar a personas en caso de desastres naturales.
Cuestión de eficiencia
El dirigible más grande del mundo, el LTA Pathfinder 1, se está probando actualmente en Silicon Valley, California.
Este zepelín de nueva generación de 124,5 m por 20 m equivale en tamaño a cuatro dirigibles Goodyear y es más largo que tres Boeing 737.
LTA, que significa “más ligero que el aire”, es uno de los pocos fabricantes de dirigibles del mundo que actualmente está listo para ingresar al mercado de la aviación.
Fundada por Sergey Brin, ex presidente de Alphabet, la empresa matriz de Google, la empresa cree que los dirigibles de próxima generación pueden reducir la huella de carbono de la aviación utilizando helio dentro del globo para realizar la elevación, en lugar de un motor propulsado. reacción que emite carbono y utilizan motores mucho más pequeños para el empuje.
Las aplicaciones para su dirigible incluyen un transporte de carga más eficiente de un punto a otro (en lugar de un puerto a otro); y en los casos en que se necesita la distribución de ayuda humanitaria, donde la aeronave puede apoyar los esfuerzos de socorro entregar suministros incluso si las pistas, carreteras y puertos están dañados.
No están solos: la empresa francesa Flying Whales también está desarrollando dirigibles para uso de carga, con el objetivo de reducir el impacto ambiental del transporte de carga; mientras que la empresa británica Hybrid Air Vehicles (HAV) se centra en cómo un dirigible híbrido, que utiliza motores eléctricos y helio, puede permitir una forma de viaje aéreo sin emisiones.
Mini revolución en los cielos
Si bien la aviación sostenible tiene un largo camino por recorrer para convertirse en una solución para los viajes comerciales, todo ello contribuye a crear una mini revolución en los cielos.
Junto con el combustible de aviación sostenible (SAF) y los aviones eléctricos, la nueva generación de dirigibles ofrece una alternativa a los vuelos actuales.
“Decimos que el Airlander conecta a los desconectados”, dijo Hannah Cunningham, directora de marketing de HAV.
El Airlander 10 es su primer dirigible en producción, un vehículo curvilíneo lleno de helio que no quedaría fuera de lugar en un cómic. Tiene varios usos: uno de ellos es conectar islas remotas donde no resulta económico construir aeropuertos.
“Con un avión como este no se necesitan grandes infraestructuras como un aeropuerto o una línea de tren; todo lo que necesitas es una superficie plana sobre la que aterrizar”, señala.
“Abre muchas oportunidades para conectar lugares que actualmente no están conectados, por ejemplo comunidades en lugares como las Tierras Altas y las Islas de Escocia”.
El Airlander 10 tendrá cuatro motores de queroseno, pero debido al casco lleno de helio, emite un 90% menos de CO2 que un avión típico. (Para 2030, HAV pretende tener un motor eléctrico propulsado por una pila de combustible de hidrógeno y ofrecer vuelos sin emisiones).
Viaja a una velocidad máxima de 130 km/h y puede funcionar como un vehículo de transporte masivo de viajeros con capacidad para 90 personas.
No es tan rápido como un avión (un avión comercial típico de pasajeros vuela a 770-930 km/h), pero tampoco intenta reemplazarlo.
El gran beneficio es que puede conectar lugares donde la infraestructura es demasiado cara o el número de pasajeros es demasiado bajo, afirma Cunningham.
asoma la cabeza por la ventana
Los planes avanzan a buen ritmo: el año pasado, HAV firmó un acuerdo con la aerolínea española Air Nostrum para duplicar su stock de aviones Airlander hasta 20 para uso de pasajeros a partir de 2028, con la idea de utilizarlos para conectar las islas españolas con el continente.
Con una fábrica en funcionamiento para construir aviones híbridos y la certificación en curso con la Autoridad de Aviación Civil, podrían obtener la certificación de seguridad para volar y entrar en procesos de producción en un plazo de cuatro años.
Para Thessen, La idea de que las aeronaves puedan llenar el cielo como aviones no es realista..
“Lo más importante en la aviación es la velocidad”, afirma. “Si comparamos la aviación con los dirigibles, los dirigibles viajan a una velocidad más cercana a la de un automóvil. En mi opinión, los dirigibles no pueden sustituir a los aviones.pero podrían desempeñar un papel específico, como los cruceros, en viajes más lentos”.
Sin embargo, tienen un destinatario en todo aquel que sea un entusiasta del slow travel.
“Si puedes sacar la cabeza por la ventana y disfrutar de la vista mientras viajas lentamente sobre el paisaje, puedo ver que eso juega un pequeño papel en una experiencia especial”.
En Alemania ya puedes probar este tipo de experiencias especiales. Por unos 519 dólares por un vuelo de 45 minutos, Zeppelin ofrece vuelos clásicos en un dirigible Goodyear sobre varias ciudades de la zona de Bodensee, en el sur de Alemania, muy similares a las experiencias en globo aerostático.
De lujo
Ocean Sky Cruises va un paso más allá. Ofrece experiencias únicas con un viaje desde Svalbard al Polo Norte, aprovechando al máximo que un dirigible puede aterrizar sobre hielo y no necesita pista ni aeropuerto.
Se espera que el viaje dure dos días y se realizará con el máximo lujo en una cabina con ventanas panorámicas, elegantes comedores y opulentas habitaciones con camas de lujo que le permitirán disfrutar de las vistas de los icebergs a medida que avanza.
Las cabinas para esta extraordinaria experiencia se venden por unos 200.000 dólares, y se están vendiendo tan bien que los únicos asientos que quedan están en lista de espera, a pesar de que no hay fechas de salida y el avión hace escala para el viaje (que se espera sea el Airlander 10 ) no ha sido certificado para volar, ni siquiera ha sido comprado.
Los planes futuros incluyen una ruta que sigue el Trópico de Capricornio desde la Costa de los Esqueletos de Namibia hasta las Cataratas Victoria en la frontera entre Zambia y Zimbabwe, volando bajo y lentamente sobre paisajes y vida salvaje extraordinarios, y haciendo paradas en lugares de difícil acceso en avión. En teoría, suena asombroso; En la práctica, todavía queda un largo camino por recorrer.
La industria de los dirigibles aún se encuentra en sus primeras etapas y muchas cosas podrían desviarla de su rumbo.
¿Los dirigibles seguirán el mismo camino que los taxis voladores y se quedarán sin dinero antes de poder despegar? Ciertamente es posible, pero el LTA de Brin al menos parece tener el capital para hacer realidad sus planes de carga y ayuda humanitaria; y con la aceptación de las aerolíneas y otros inversionistas, HAV está avanzando con sus planes de tener su dirigible híbrido en el aire dentro de la próxima década, con el potencial de conectar comunidades remotas que actualmente no reciben servicios de las aerolíneas.
Para aquellos de nosotros que amamos viajar, las innovaciones ecológicas en el sector son ciertamente algo bueno, incluso si son de nicho. Como dice Cunningham: “Si queremos seguir explorando el mundo como lo hacemos ahora, no queremos destruirlo como lo hacemos ahora”.“.
*Este artículo se publicó originalmente en BBC Travel. Para leer la versión original en inglés haga clic aquí.
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