Karina Chepelinski abrió De Karina Boutique Chocolate Factory en 2006, siguiendo los pasos de generaciones dedicadas a la elaboración artesanal de chocolate.
En los Altos del Golán, entre árboles frutales y un clima muy fresco, una argentina encontró el lugar perfecto no sólo para establecer su hogar sino también para hacer realidad un sueño empresarial.
En 2002, Karina Chepelinski y su familia se establecieron en Israel. Cuatro años después en su nuevo hogar, el kibutz Ein Zivan, abrieron la fábrica de chocolate De Karina, siguiendo los pasos de generaciones anteriores dedicadas a elaborar chocolate de calidad.
Actualmente, De Karina Boutique Chocolate Factory emplea a 26 personas y además cuenta con un Centro de Visitantes donde ofrecen clases de elaboración de chocolate, con pruebas de sus delicados dulces y hasta un cortometraje de ocho minutos que cuenta la historia de la creación de la fábrica.
Los chocolates gourmet de Karina, con sabores como ‘Crema de Café’, ‘Crema de Avellanas’, ‘Trufa de Leche’, ‘Café Expresso’ y ‘Trufas Negras’ se podrán adquirir, entre otros lugares, en el ‘free duty’ del aeropuerto.
En las festividades judías como Pesaj, también recibe pedidos de diferentes partes del mundo, incluida Nueva York, dijo Karina durante una reunión en una cafetería instalada en el kibutz, en la helada mañana del 20 de diciembre.
Si bien su trabajo artesanal sigue satisfaciendo los paladares de los amantes del chocolate, su empresa no ha sido ajena al conflicto bélico que se vive en Israel.
Karina contó cómo una mañana –alrededor de las 2 de la madrugada– sonó la alarma de incendio en la fábrica y le pidieron a un conocido que fuera a ver qué pasaba, asegurándose de que tomaran precauciones.
Se descubrió que un dron armado atravesó cuatro paredes y aterrizó en la zona de oficinas. Llamaron a las autoridades pertinentes, quienes posteriormente detonaron el dispositivo de manera segura.
Actualmente, el Centro de Visitantes se encuentra cerrado, pero la fábrica sigue operativa para seguir fabricando sus productos gourmet que, como describen en sus envases, fusionan “precisión europea, pasión sudamericana e innovación israelí”.
Al finalizar la conversación, la empresaria expresó su esperanza de que turistas y nacionales regresen a la zona, no sólo para degustar sus chocolates, sino para admirar la temporada de cerezas, manzanos y otras frutas de la fértil región.
Fuente Informativa
