Los papás de la niña, que sufría de diabetes y falleció porque no le suministraron las inyecciones de insulina, fueron condenados a 14 años de prisión, luego de ser declarados culpables de homicidio el mes pasado en una corte de Australia.
Jason Struhs, de 53 años, y Kerrie Struhs, de 49, pertenecían a una congregación religiosa llamada “Los Santos”, en donde fueron convencidos de que su hija enferma, Elizabeth Struhs se curaría de diabetes tipo 1 por obra de Dios y no era necesario darle su medicamento, reportó The Sydney Morning Herarld.
Seis días sin insulina
Elizabeth, de 8 años, fue encontrada muerta el 7 de enero de 2022 en su casa en Toowoomba, ciudad que se encuentra a 80 millas al oeste de Brisbane, después de seis días sin recibir las inyecciones de insulina, dijo la policía de Queensland.
Además de los padres, otros miembros de la secta religiosa, entre ellos el hermano de la víctima, Zachary Alan Struhs, de 22 años, también fueron condenados por parte del juez Martin Burns.
El líder, Brendan Luke Stevens, de 63 años, fue condenado a 13 años de cárcel por contribuir en la muerte de Elizabeth.
Brendan afirmó en entrevistas con la policía que no tuvo nada que ver con la retirada de la insulina, según informó ABC, a lo que el juez Burns calificó de “absurdo absoluto” y añadió que el líder tuvo “todo que ver con esa decisión”.
Juez califica al líder de “peligroso y manipulador”
Y durante la audiencia, Brendan Stevens, quien habló en nombre de todos los acusados, argumentó que tenían la creencia razonable de que Dios sanaría a la niña, informó AP.
El juez Burns indicó durante la audiencia de sentencia que Brendan era un hombre “peligroso y altamente manipulador” que supuestamente convenció a Jason de negarle insulina a su hija.
Hermana mayor satisfecha con el veredicto
La hermana mayor de la víctima, Jayde Struhs, habló con la prensa afuera del tribunal y señaló que estaba satisfecha con el veredicto del juez, destacó AP.
“Aunque hoy obtuvimos un buen resultado, debo reconocer que el sistema no logró proteger a Elizabeth en primer lugar”, apuntó Struhs.
Y añadió: “Estamos aquí solo porque no se hizo más antes para protegerla o sacarla de una situación creíblemente insegura en su propio hogar”.
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