Otros antes que ella había intentado rescatar sin éxito esta obra destinada a desaparecer y estos esfuerzos habían culminado en un rotundo fracaso.
“Cuando la vi por primera vez, no podía creer el estado en el que se encontraba la obra. No podías ver la pintura original, estaba completamente cubierta por yeso y más pintura. Tenía cinco o seis capas encima. Me tuve que preguntar a mí misma si era un Leonardo o no, porque estaba completamente irreconocible”.
Esta fue la reacción de la italiana Pinin Brambilla, una de las mayores autoridades mundiales en conservación de frescos renacentistas, cuando se encontró frente a frente con La última cena.