Dispersas por toda la rama del las plantas en el árbol de la vida, este tipo de plantas a menudo no guardan relación alguna, pues cada una ha desarrollado independientemente la capacidad de vivir sin agua.
Para proteger los cultivos del aumento de las sequías, los científicos investigan los genes de un pequeño grupo de plantas capaces de sobrevivir meses de sequía y reverdecer en cuestión de horas.
Creciendo en Sudáfrica en la década de 1970, Jill Farrant se dio cuenta de niña por primera vez que, a su alrededor, había varias plantas que parecían resucitar.