Saltar es un movimiento natural, instintivo y poderoso. De niños lo hacemos sin pensar, con ligereza y sin miedo. Pero al crecer, muchos lo dejamos atrás, como si fuera un juego sin utilidad. Sin embargo, este movimiento explosivo ha vuelto al radar del fitness, impulsado por entrenadores y atletas que destacan su impacto en el rendimiento, la movilidad y la fuerza.
El renacimiento del salto se debe en parte al pódcast de Andrew Huberman, donde el entrenador Stuart McMillan lo elogió como un ejercicio subestimado. Y no es para menos: saltar activa casi todos los músculos del cuerpo, mejora la coordinación y la estabilidad, fortalece los huesos y ayuda a prevenir lesiones, explicó Mary Winfrey-Kovell, experta en ciencias del ejercicio.
¿Por qué deberías empezar a saltar?
El salto es una forma de entrenamiento pliométrico, es decir, ejercicios explosivos que requieren generar fuerza máxima en poco tiempo. Esto se traduce en mayor velocidad, potencia y resistencia muscular.
Pero hay más: al saltar, el cuerpo desafía su propio equilibrio. Cada zancada obliga a los músculos del tronco, glúteos, caderas y piernas a estabilizarse, explicó el fisioterapeuta Grayson Wickham. Este tipo de entrenamiento ayuda a reaccionar más rápido ante movimientos inesperados, algo clave tanto para deportistas como para quienes buscan evitar caídas o mejorar la postura.
Además, el impacto controlado del salto fortalece los huesos y el tejido conectivo, manteniendo la fascia elástica y saludable, lo que puede prevenir dolores articulares y lesiones a largo plazo.
Cómo empezar a saltar (sin morir en el intento)
Si hace tiempo que no saltas, no necesitas lanzarte de inmediato con ejercicios de alto impacto. Puedes adaptarlo a tu nivel, iniciando con pasos y pequeños saltos controlados.
- Para principiantes: comienza dando un paso y luego un pequeño salto sobre el mismo pie, alternando de lado.
- Para avanzados: prueba el salto A, B y C, una serie que desafía diferentes rangos de movimiento y control.
- Para quienes buscan más intensidad: incorpora saltos con elevación de rodillas, variaciones laterales o incluso hacia atrás.
Incorpora los saltos a tu rutina
- Como calentamiento dinámico: antes de entrenar, prueba saltar suavemente de 30 a 60 segundos.
- En medio de una carrera o paseo: introduce intervalos de saltos para activar más músculos y evitar movimientos repetitivos.
- Como entrenamiento independiente: algunos estudios sugieren que saltar podría ser más amigable con las rodillas que correr y ofrecer beneficios cardiovasculares similares o incluso mayores.
Y si buscas un reto extra, juega con la dirección y la velocidad: saltar hacia los lados o hacia atrás activa músculos que muchas veces quedan en segundo plano, haciéndolo aún más efectivo y entretenido.
Al final, saltar es una forma de moverse con potencia, fluidez y diversión. ¿Por qué no darle otra oportunidad?