Cómo influye el consumo regular de almendras en el bienestar físico
La inclusión regular de almendras se asocia con una mejora general de la salud gracias a su aporte de fibra, proteínas, grasas insaturadas, vitamina E, magnesio y calcio. Esta combinación favorece una sensación de saciedad más prolongada, energía constante y beneficios para el sistema cardiovascular.
Almendras para la piel y la recuperación física
Las almendras aportan vitamina E y niacina, nutrientes vinculados a la reducción de arrugas y a la mejora de la pigmentación cutánea, según estudios clínicos en mujeres posmenopáusicas.
Además, un estudio publicado en la revista Current Developments in Nutrition analizó el impacto del consumo diario de almendras y concluyó que su inclusión regular favorece la recuperación física, ya que permite conservar la fuerza muscular y reduce el dolor y la fatiga después del ejercicio intenso. También se observaron mejoras en la fuerza de piernas y espalda, así como en el estado de ánimo.

En el sistema digestivo, la ingesta diaria de almendras puede modificar el microbioma, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas y la producción de ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos mejoran el metabolismo y contribuyen al control del peso, ya que optimizan la absorción de nutrientes.
El consumo regular de almendras ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre. El aporte de proteína, fibra y grasa vegetal es clave en este control. Además, minerales como el zinc y el magnesio presentes en las almendras colaboran en el metabolismo de los carbohidratos y en la sensibilidad a la insulina.
Protección cardiovascular reconocida por la ciencia
Un metaanálisis de Mayo Clinic concluyó que el consumo habitual de frutos secos, incluidas las almendras, se relaciona con una menor incidencia de enfermedades coronarias y reducción del riesgo de infarto.
Las almendras contribuyen a disminuir el colesterol LDL y la presión arterial diastólica gracias a su contenido de fitoesteroles y grasas insaturadas. Sustituir grasas saturadas por las grasas saludables de este fruto resulta en una reducción significativa del riesgo cardiovascular.

Una porción estándar de 28 gramos (alrededor de 23 almendras sin sal) aporta 164 calorías, seis gramos de carbohidratos, 3,5 gramos de fibra, seis gramos de proteínas y 14 gramos de grasas totales, de las cuales solo uno es saturada.
También contiene 76 miligramos de magnesio (18% del valor diario recomendado) y siete miligramos de vitamina E (47% del valor diario). Es importante considerar que las almendras saladas o saborizadas pueden contener cantidades elevadas de sodio y azúcares añadidos.
Precauciones y formas de consumo
Las almendras están contraindicadas para personas alérgicas a los frutos secos y para quienes presentan dificultades para tragar, dado el riesgo de asfixia, especialmente en niños pequeños. Quienes necesitan seguir una dieta baja en residuos o fibra podrían evitarlas, aunque no necesariamente de forma permanente.
Debido a su contenido de oxalatos, las almendras pueden favorecer la formación de ciertos tipos de cálculos renales, por lo que quienes tengan predisposición a esta afección deben moderar su consumo. Ingerir grandes cantidades podría generar molestias digestivas en personas poco habituadas a dietas ricas en fibra.
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