El 4 de enero de 2017, el detector Advanced LIGO capturó una señal que se convertiría en un hito para la astronomía moderna: GW170104. Este evento, fruto de la fusión de dos agujeros negrosconsolidó nuestra comprensión del universo y reafirmó la validez de la relatividad general de Einstein bajo condiciones extremas.
En este aniversario, Cristóbal BerryUno de los astrofísicos que trabajó en la detección, aprovechó para compartir un mensaje en su cuenta Bluesky. Allí no sólo felicitó a GW170104 por su “cumpleaños”, sino que también destacó un nuevo candidato a onda gravitacionalidentificado como S250104v. Según Berry, esta señal podría corresponder a otro sistema binario de agujeros negros, con una tasa de falsas alarmas de 1 cada 33.000 años. El mensaje, que incluye detalles técnicos y su característico humor (“⛅️🎱🍰”), muestra cómo La comunidad científica sigue entusiasmada con cada nueva detección.. Su publicación vincula recursos clave como GraceDB y GCN, lo que refleja su compromiso con la divulgación y colaboración científica.
Christopher Berry, además de celebrar este aniversario, Recuerda en su blog cómo vivió el 4 de enero de 2017un día que transformó tanto su rutina como su percepción del cosmos. Su historia combina anécdotas humanas y avances científicos, destacando los logros y desafíos que representó este descubrimiento.
Las ondas gravitacionales de GW170104 viajaron durante 1.300 millones de años luz antes de ser detectado. Este chirrido cósmico nació cuando dos agujeros negrosde 31 y 19 masas solares, unidas para formar una nueva, de aproximadamente 49 masas solares. La señal llegó a los detectores LIGO en Hanford y Livingston, lo que demuestra la capacidad de la tecnología para capturar estas distorsiones efímeras del espacio-tiempo.
Berry describe en su blog cómo el 4 de enero de 2017 comenzó como un día tranquilo. Había planeado salir a caminar, siguiendo su propósito de Año Nuevo, cuando una alerta en su teléfono cambió todo. “Me estaba levantando del sofá cuando mi teléfono vibró”, dice con humor, reflejando el frenesí que siguió a la detección. Este inesperado hecho marcó el inicio de intensas semanas de análisis y colaboración científica.
GW170104 permitió realizar más pruebas del relatividad generalla teoría que Einstein presentó en 1915. Una de las más relevantes fue la búsqueda de la dispersión en las ondas gravitacionales, fenómeno que, de existir, podría sugerir fallas en las predicciones de Einstein. Sin embargo, los resultados fueron claros: La relatividad general sigue siendo una teoría sólida.incluso en las condiciones extremas de una fusión de agujeros negros.
Además de reforzar la teoría, GW170104 proporcionó datos valiosos sobre las propiedades de los agujeros negros binarios. Aunque su señal era “más tranquila” que la de GW150914, Berry destaca su importancia científica. La posibilidad de que el evento haya ocurrido a mayor distancia que sus predecesores abre nuevas vías para estudiar la formación y evolución de estos colosos cósmicos.
La detección de GW170104 no fue sólo un logro tecnológico, sino también un desafío humano. Berry recuerda cómo él y su equipo Lograron producir resultados preliminares en tan solo unas horas.. “Fue un esfuerzo colectivo”, afirma, destacando la importancia de la colaboración en un campo tan complejo como la astronomía de ondas gravitacionales.
Análisis del evento no estuvo exento de dificultades. Los datos iniciales requirieron varias calibraciones para garantizar su precisión y el equipo tuvo que soportar largas horas de trabajo para ajustar los modelos teóricos a las observaciones. Este esfuerzo culminó en un artículo científico publicado en Cartas de revisión físicalo que se convirtió en un referente para futuras investigaciones.
Ocho años después, GW170104 sigue siendo un ejemplo de cómo las ondas gravitacionales transforman nuestra comprensión del cosmos. Este evento confirmó que existe una población de agujeros negros binarios y que sus espines y masas pueden ofrecer pistas sobre su formación.
Berry destaca en su relato que, aunque GW170104 no tenía ninguna característica destacadasu valor radica en los pequeños detalles. Cada detección agrega piezas a un rompecabezas más grande, lo que ayuda a los científicos a comprender mejor los misterios del universo. “Todavía estamos en los primeros pasos para comprender las propiedades de los agujeros negros binarios, y cada nueva detección añade un poco más a nuestra imagen”, reflexiona.
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