Un grupo de científicos en Oregón ha dado un paso que podría redefinir la biología reproductiva: lograron crear embriones humanos utilizando núcleos de células de la piel y espermatozoides. El experimento, realizado en la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU), muestra que es posible convencer a una célula común del cuerpo de comportarse como un óvulo, al menos durante un breve tiempo. Es un avance técnico de enorme relevancia, aunque aún muy lejos de tener un uso médico real.
Para lograrlo, los investigadores tomaron el núcleo de una célula de piel y lo insertaron en un óvulo donado al que previamente se le había retirado su propio material genético. Este proceso, conocido como transferencia nuclear, ya se había utilizado para clonar animales, pero nunca se había aplicado con éxito a la creación de embriones humanos viables. El resultado fue sorprendente: los núcleos de las células adultas comenzaron a organizarse y dividirse como si pertenecieran a un óvulo natural, un fenómeno que los científicos denominaron “mitomeiosis”.
Sin embargo, el entusiasmo inicial se topó con un obstáculo biológico importante. Aunque los embriones lograron dividirse y desarrollarse durante algunos días, los cromosomas se repartieron al azar, sin el orden necesario para generar un desarrollo normal. Esa confusión genética impide que el método tenga por ahora aplicaciones clínicas, pero abre un nuevo campo de estudio sobre cómo reprogramar las células humanas y entender mejor los mecanismos que hacen posible la vida desde su inicio.
Convertir una célula de piel en algo parecido a un óvulo
Los investigadores partieron de una pregunta radical: ¿se puede crear un óvulo funcional sin depender de los ovarios? Para probarlo, tomaron el núcleo de una célula de la piel y lo introdujeron en un óvulo donado al que previamente habían retirado su propio material genético. Este procedimiento se llama transferencia nuclear de células somáticas, y es el mismo que se usó para clonar a la oveja Dolly en los años noventa.
Una vez dentro del óvulo, el núcleo de la célula de la piel comenzó a comportarse como si estuviera en una célula reproductiva. En apenas dos horas, los cromosomas se organizaron formando una estructura típica de las divisiones celulares de los óvulos. El citoplasma del óvulo “reprogramó” al núcleo de la piel y lo preparó para dividirse, incluso aunque el ADN no estuviera duplicado como ocurre en un proceso natural. Fue un indicio de que las células somáticas pueden adaptarse al entorno de un óvulo y entrar en una especie de división “forzada”.
A esta división experimental la bautizaron “mitomeiosis”: una mezcla de mitosis y meiosis. En la práctica, significa inducir a una célula con el doble de cromosomas a reducir su carga genética a la mitad, algo que los óvulos hacen de forma natural pero que las células normales no están diseñadas para realizar. El desafío era lograr que esta división artificial ocurriera de manera ordenada, algo que resultó ser mucho más complicado.
Cuando el óvulo no entendió la señal del esperma
El siguiente paso fue intentar fertilizar estos óvulos reconstruidos con espermatozoides donados. El resultado inicial fue un fiasco: en la mayoría de los casos, las células se quedaron bloqueadas en plena división y no avanzaron. El esperma logró entrar, pero el proceso se detuvo como si el óvulo no entendiera qué hacer después.
Para resolverlo, los científicos recurrieron a un método de “activación asistida”. Aplicaron una breve descarga eléctrica y añadieron una sustancia llamada roscovitina, que inhibe una proteína encargada de mantener el óvulo detenido en la fase de metafase.
Esta combinación permitió que las células finalmente completaran la división. Con esta ayuda, cerca del 78 % de las células expulsaron un cuerpo polar y formaron dos núcleos, uno del esperma y otro del material de la piel.
Esa pequeña victoria mostró que la división podía reanudarse, pero no garantizó que fuera correcta. Los investigadores comprobaron que, aunque los embriones resultantes comenzaban a dividirse, la mayoría se detenía después de pocas etapas. Solo un 8,8 % alcanzó el estadio de blastocisto, una cifra muy inferior al 59 % observado en embriones de fecundación in vitro convencional.

Los cromosomas se repartieron al azar
Uno de los descubrimientos más sorprendentes fue cómo se repartieron los cromosomas durante la llamada “mitomeiosis”. En los óvulos naturales, los cromosomas se emparejan cuidadosamente: uno del padre y uno de la madre se separan para que cada célula hija reciba solo la mitad del material genético. Aquí, en cambio, el reparto fue totalmente caótico.
Los científicos secuenciaron el ADN de los embriones y descubrieron que cada uno tenía una combinación diferente de cromosomas, sin ningún patrón predecible.
Algunos conservaron casi todos los cromosomas originales de la piel, otros apenas una parte, y ninguno mostró el tipo de intercambio genético (recombinación) típico de la reproducción natural. Es decir, las células se dividieron, pero sin el orden biológico que caracteriza a los óvulos reales.
Un dato curioso fue que el cromosoma 8 se comportó de manera distinta al resto: la copia materna tendía a quedarse en el núcleo del embrión, mientras que la paterna se expulsaba en el cuerpo polar. Nadie sabe por qué ocurre, pero ese detalle sugiere que hay factores desconocidos en juego en esta forma artificial de división celular.
Qué se logró y qué sigue sin resolverse
A pesar de sus limitaciones, el experimento demostró algo que nunca se había logrado en humanos: forzar a una célula somática a reducir su número de cromosomas y comportarse como un óvulo. Los embriones resultantes pudieron dividirse varias veces y, en algunos casos, integrar cromosomas de la célula de la piel con los del esperma. Es un primer paso para explorar nuevas formas de reproducción asistida.
Sin embargo, los problemas son enormes. Los embriones creados mostraron desequilibrios cromosómicos, lo que impide un desarrollo normal. Además, no hubo recombinación genética, una etapa esencial para generar embriones viables.
Los científicos tampoco pueden determinar si las fallas se deben al desorden cromosómico o a que el ADN de la piel no se “reinicia” completamente para funcionar como el de un óvulo.
Por ahora, el método es solo una demostración en laboratorio. Nadie pretende usarlo con fines reproductivos, y el propio equipo enfatiza que pasarán años antes de que algo así pueda considerarse para tratamientos de fertilidad. El objetivo inmediato es entender mejor cómo las células responden al ambiente del óvulo y si es posible controlar ese proceso con mayor precisión.

Ética, límites y una mirada al futuro
El estudio fue supervisado por comités de ética y se realizó bajo estrictas normas. Los embriones no se cultivaron más allá del sexto día, el límite que marca la regulación para investigación básica en Estados Unidos. Todos los donantes firmaron su consentimiento, y los datos genéticos permanecen protegidos.
Los investigadores insisten en que no se trata de crear vida humana en el laboratorio, sino de comprender cómo funciona la división celular en las etapas más tempranas.
Si en el futuro la técnica pudiera perfeccionarse, podría ofrecer una alternativa para mujeres que no producen óvulos viables, como las que han pasado tratamientos contra el cáncer o padecen fallas ováricas tempranas. También permitiría estudiar enfermedades genéticas desde su origen celular. Pero ningún experto cree que esto esté cerca de ser un procedimiento médico, y los propios autores advierten que hoy sería impensable usarlo fuera del ámbito experimental.
La investigación marca un hito porque demuestra que las células adultas pueden reprogramarse más allá de lo que se pensaba. Aunque el camino hacia una “reproducción artificial” humana real es todavía largo, este primer paso ofrece una ventana inédita a los mecanismos que diferencian una célula ordinaria de una célula capaz de crear vida.
Referencias
- Marti Gutierrez, N., Mikhalchenko, A., Shishimorova, M. et al. Induction of experimental cell division to generate cells with reduced chromosome ploidy. Nat Commun 16, 8340 (2025). doi: 10.1038/s41467-025-63454-7
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