En lo profundo de los Alpes, un proyecto colosal avanza sin detenerse. Lo que hoy es una obra de ingeniería inimaginable pronto se convertirá en una arteria esencial para el transporte europeo. Más que un simple túnel, será la pieza que redibuje las conexiones entre países, reduzca tiempos de viaje y transforme rutas históricas en recuerdos del pasado. La magnitud de este proyecto lo convierte en una de las obras más ambiciosas jamás emprendidas en Europa.
El nacimiento de un gigante bajo tierra
Entre Fortezza, en Italia, e Innsbruck, en Austria, se está excavando el túnel ferroviario más largo del mundo. El pasado 18 de septiembre, un momento histórico marcó el proyecto: la unión de los dos frentes en el túnel exploratorio del Brennero. Con este avance, Italia y Austria quedaron conectadas bajo la roca, preparando el camino para la futura vía principal.
Las autoridades no dudaron en resaltar su trascendencia. La primera ministra italiana Giorgia Meloni lo definió como “un día histórico para Europa”. Y no es para menos: la obra aliviará el paso más problemático de los Alpes, donde miles de camiones deben atravesar un estrecho col de origen romano convertido en un cuello de botella crítico para la economía europea.
Mucho más que un túnel: un nuevo corredor europeo
El túnel de base del Brennero se extenderá a lo largo de 64 kilómetros. En su interior no circularán autos ni camiones, sino trenes. Más de 660 convoyes diarios podrán atravesarlo a velocidades superiores a 160 km/h. El trayecto entre Fortezza e Innsbruck, que hoy dura 1 hora y 40 minutos, quedará reducido a apenas 35 minutos.
Además, el diseño permitirá un recorrido mucho más directo y menos exigente, reduciendo la altitud máxima de 1.400 a 800 metros. Esto significa menos curvas, menos pendientes y mayor eficiencia. El impacto no será solo logístico, sino también medioambiental: miles de camiones dejarán de circular por el col alpino, reduciendo el tráfico y las emisiones.
El túnel más largo del mundo
Actualmente, Europa ya alberga obras de récord. El túnel de base de San Gotardo, en Suiza, de 57 kilómetros, lidera el ranking mundial. Le siguen el Eurotúnel, de 50 kilómetros, entre Francia y Reino Unido, y el Lærdalstunnelen en Noruega, aunque este último es solo para automóviles. Con sus 64 kilómetros, el túnel de Brennero no solo superará a todos, sino que reescribirá los límites de la ingeniería ferroviaria.
Su inauguración, prevista para 2032, coincidirá con otra gran infraestructura: el túnel Lyon-Turín, cuyo presupuesto asciende a 11.000 millones de euros. Ambos proyectos están llamados a convertirse en símbolos de una nueva era en el transporte europeo.
Una necesidad estratégica para Europa
El paso de Brennero soporta actualmente hasta 200 camiones por hora. En 2022, más de 2,5 millones de vehículos pesados cruzaron la zona, lo que equivale al 30 % del comercio transalpino. La importancia del corredor escandinavo-mediterráneo, que une Helsinki con Palermo, es vital: solo entre Italia y Alemania, el intercambio comercial supera los 160.000 millones de dólares al año.
El túnel busca responder a esta necesidad. Con un coste estimado de 8.800 millones de euros, el proyecto lleva en marcha desde 2011 y apunta a ser operativo en 2032. Para Matteo Salvini, ministro de Infraestructuras italiano, ese año marcará “una revolución positiva” no solo para Italia y Austria, sino para toda Europa.
Trenes de alta velocidad y nuevas posibilidades
El proyecto no se limita al transporte de mercancías. También los pasajeros se beneficiarán de esta arteria ferroviaria. Los trenes de alta velocidad alcanzarán hasta 250 km/h dentro del túnel, reduciendo de forma drástica los tiempos de viaje. Un trayecto de 80 minutos entre Fortezza e Innsbruck pasará a solo 25. Verona-Múnich quedará en 2 horas y media, y Milán-París en apenas 4 horas y media.
Estos recortes cambiarán por completo la experiencia de viajar en Europa, haciendo del tren una alternativa real y competitiva frente al avión en trayectos internacionales.
Italia mira más allá: nuevos proyectos colosales
El túnel de base del Brennero no es el único megaproyecto ferroviario en la agenda italiana. Entre las más de 40 iniciativas previstas —muchas financiadas con los fondos de recuperación europeos— destaca la más polémica: un puente sobre el estrecho de Messina. Con 3,66 kilómetros de longitud, conectará la península con Sicilia tanto por carretera como por ferrocarril.
Su diseño deberá resistir terremotos de magnitud 7,1 y vientos extremos de hasta 216 km/h. De concretarse, este puente pondrá fin a siglos de espera y a un desafío que ni siquiera el Imperio romano logró resolver.
Una revolución que ya comenzó
Bajo las montañas más imponentes de Europa, el futuro del transporte está tomando forma. El túnel del Brennero promete transformar rutas milenarias, unir países y abrir nuevas posibilidades para pasajeros y mercancías. Lo que hoy avanza piedra a piedra pronto será la clave de un continente más conectado y eficiente.
[Fuente: Presse-citron]
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