El cerebro, la clave de la percepción del tiempo
Adrián Beján, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Duke, explicó a los medios británicos el independientet que este fenómeno está relacionado con el funcionamiento de las redes neuronales. A medida que envejecemos, estas redes se vuelven más complejas, lo que ralentiza la velocidad de procesamiento de las señales eléctricas en el cerebro. Esto reduce la “fotogramas por segundo” que percibimos, haciendo que el tiempo parezca pasar más rápido. Bejan lo compara con un flipbook: al tener menos imágenes procesadas, llegamos al final de la secuencia más rápidamente.
En cambio, durante la infancia, el cerebro se enfrenta constantemente a nuevos estímulos y experiencias, generando recuerdos vívidos y duraderos. Cindy LustigProfesor de psicología de la Universidad de Michigan, destaca que la rutina en la edad adulta disminuye estas experiencias novedosas, lo que contribuye a la percepción de que los días son cada vez más cortos.
La proporción de tiempo: otro factor determinante
Un aspecto fundamental es cómo se relaciona cada año con el total de la vida de una persona. Por ejemplo, para un niño de cuatro años, un año equivale a el 25% de tu vida, mientras que para un adulto de 40 años representa sólo el 2,5%. Este contraste refuerza la sensación de que el tiempo “se acelera” con la edad.
Percepción cultural y estudios globales.
Investigaciones como las realizadas por Universidad John Moores de Liverpool han demostrado que esta percepción de aceleración no es meramente anecdótica. Encuestas en el Reino Unido reveló que muchas personas sienten que festividades como la Navidad Llegan cada año más rápido. En Irak se encontraron hallazgos similares con respecto al Ramadán, lo que sugiere que el fenómeno tiene un carácter universal, aunque los matices culturales lo modulan.
Estrategias para ralentizar el tiempo
Los especialistas coinciden en que es posible contrarrestar esta sensación mediante cambios de rutina que reactiven la capacidad del cerebro para generar recuerdos significativos. Beige sugiere romper la monotonía realizando actividades nuevas o creativas. Desde cambiar su ruta habitual para caminar hasta explorar un pasatiempo, cualquier variación puede enriquecer la experiencia cotidiana.
Otra práctica recomendada es el mindfulness, que promueve un enfoque consciente en el presente, ayudando a valorar cada momento sin la distracción de pensamientos sobre el pasado o el futuro.
Vivir con intención: el secreto del tiempo
Aunque el tiempo es finito, los expertos destacan que nuestra percepción del mismo es moldeable. Adoptar una actitud presente y estar abierto a nuevas experiencias no sólo amplía el sentido subjetivo del tiempo, sino que también le da un propósito más profundo a cada día. La clave es vivir con intención y descubrir la riqueza que se puede esconder en la sencillez de cada momento.
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