A primera vista, el leche cruda Se presenta como símbolo de naturalidad y pureza, una alternativa defendida por sus partidarios como más nutritiva que la pasteurizada. Sin embargo, este producto, lejos de la imagen idílica de lo rústico, podría albergar amenazas invisibles. Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Stanford ha demostrado que El virus de la gripe puede permanecer activo en la leche cruda refrigerada hasta por cinco días. Las conclusiones, publicadas en Cartas de ciencia y tecnología ambientalesNo sólo alertará de los riesgos para la salud pública, sino que también reavivará el debate sobre el consumo de leche no pasteurizada.
La investigación surge en un momento crítico, cuando brotes de gripe aviar en ganado en los Estados Unidos han hecho saltar las alarmas sobre el potencial de estos virus para cruzar la barrera de las especies. Esta preocupación, que a primera vista podría parecer un problema exclusivamente veterinario, tiene implicaciones más profundas para la salud global. La posibilidad de que la gripe aviar pueda mutar y transmitirse a los humanos, como ocurrió con la gripe porcina en 2009, subraya la relevancia de este estudio..
Los investigadores de Stanford se propusieron analizar la persistencia del virus en un escenario realista: leche cruda almacenada a temperaturas típicas de refrigeración, alrededor de 4°C. Utilizando una cepa del virus de la gripe humana (H1N1/PR8) como modelo, Los científicos observaron que este patógeno permaneció infeccioso en la leche durante cinco días.. Este dato es especialmente preocupante si tenemos en cuenta que la leche cruda, al no pasar por el proceso de pasteurización, puede llegar al consumidor con carga viral activa.
Pero el problema no termina ahí. Los análisis también mostraron que el material genético del virus, su ARNpuede permanecer detectable en la leche durante un sorprendente período de 57 días. Aunque la presencia de ARN no implica necesariamente una amenaza directa para la salud (ya que no significa que el virus esté activo), este hallazgo plantea desafíos para las evaluaciones de seguridad alimentaria y la vigilancia ambiental. Los métodos de detección utilizados en estos procesos se basan a menudo en la identificación de material genético, lo que podría dar lugar a interpretaciones imprecisas.
El equipo de investigación también verificó la eficacia de pasteurizaciónun proceso que consiste en calentar la leche a 63°C durante 30 minutos. Los resultados fueron claros: El tratamiento térmico eliminó por completo la infectividad del virus y redujo significativamente la cantidad de ARN viral. (casi el 90%), aunque no la erradicó por completo. Como señalan los expertos, aunque la exposición al ARN del virus de la influenza no representa un riesgo para la salud, los métodos de prueba que se basan en la detección de ARN se utilizan con frecuencia para monitorear la presencia de patógenos como la influenza en el medio ambiente. .
Actualmente se estima que, en los Estados Unidos, metromás de 14 millones de personas consumen leche cruda anualmente, según las últimas estadísticas del Departamento de Agricultura. Para muchos, esta práctica está ligada a la búsqueda de un estilo de vida más natural y saludable. Los defensores de la leche cruda afirman que conserva mejor las enzimas, los probióticos y ciertos nutrientes que podrían perderse durante la pasteurización. Sin embargo, agencias de salud pública, como la FDA y los CDC, advierten sobre los riesgos asociados con esta elección.
En las últimas décadas, más de 200 brotes de enfermedades transmitidas por alimentos se han relacionado con el consumo de leche cruda. Patógenos como Escherichia coli, Salmonela y listeria Ellos son los principales responsables de estas infecciones, que afectan principalmente a personas vulnerables: niños, ancianos, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas. Ahora, el virus de la gripe se suma a la lista de amenazas potenciales.
El estudio de Stanford cobra especial relevancia en el contexto actual de brotes de gripe aviar en el ganado vacuno. Aunque hasta ahora el virus H5N1 -responsable de la gripe aviar— no se ha demostrado que sea fácilmente transmisible a los humanos, no se debe subestimar su capacidad para adaptarse y saltar entre especies. Las pandemias más recientes han demostrado que los virus zoonóticos, aquellos que se transmiten de animales a humanos, pueden desencadenar crisis sanitarias globales si no se toman las medidas preventivas adecuadas.
La leche cruda no sólo representa un riesgo para los consumidores directos. Los investigadores advierten que el virus presente en este producto podría contaminar superficies y otros materiales dentro del instalaciones lecherasgenerando nuevas rutas de transmisión para animales y humanos. La capacidad del ARN viral para persistir durante semanas en la leche también sugiere que los derrames accidentales podrían contribuir a la propagación del virus en el medio ambiente, un factor que merece más atención.
Los hallazgos de este estudio refuerzan la necesidad de implementar sistemas de vigilancia más efectivos, tanto en la industria láctea como en el ámbito ambiental. En investigaciones anteriores, los mismos científicos de Stanford demostraron que el análisis de aguas residuales puede ser una herramienta poderosa para detectar virus en las comunidades locales. Esta metodología, que ganó importancia durante la pandemia de COVID-19, podría aplicarse para rastrear la propagación de la gripe aviar en las regiones afectadas.
Además, los autores enfatizan la importancia de la pasteurización como medida esencial para garantizar la seguridad de los productos lácteos. Aunque puede resultar menos atractiva para quienes buscan opciones naturales, la pasteurización sigue siendo una barrera eficaz contra patógenos peligrosos.
El debate sobre la leche cruda plantea una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto es seguro volverse natural? Si bien las motivaciones detrás del consumo de leche cruda son comprensibles, la ciencia ofrece una advertencia clara. el riesgo de enfermedades infecciosasahora ampliado con el descubrimiento del virus de la gripe, debería hacernos reconsiderar esta práctica.
En un mundo cada vez más conectado, donde los brotes zoonóticos pueden transformarse en pandemias en cuestión de meses, no hay lugar para la complacencia. La pasteurización no sólo garantiza nuestra salud individualpero también protege a las comunidades de amenazas invisibles pero devastadoras.
Referencias:
Fuente Informativa