Lejos de extinguirse, La pasión por los dinosaurios que comenzó a principios de los años 90 del siglo XX sigue creciendo. Prácticamente no pasa un mes sin que aparezca en los medios alguna noticia relacionada con ellos. Se anuncian hallazgos increíbles, como los dinosaurios emplumados de China, y se plantean nuevas ideas hipótesis fósil ya se conocen, mientras que se diseñan nuevos algoritmos para estudiar sus patrones de crecimiento, gracias a tecnologías como la tomografía computarizada, el escaneo 3D y la microscopía electrónica de barrido, o mediante nuevos enfoques aplicados a herramientas clásicas, en el caso de la anatomía comparada.
Una mirada al pasado paleontológico nos ayuda a comprender mejor nuestro presente y futuro, ya que podemos estudiar en el restos fósiles datos reales sobre catástrofes climáticas, cambios geológicos, expansión y extinción de especies o alteraciones del nivel del marentre otras cosas. Es como un libro abierto para entender mejor cómo respiras. nuestro planeta. Los viejos paradigmas yacen en el polvo. La paleontología ha aprendido a pensar más allá de los lugares comunes.
Los fósiles de la provincia de Liaoning incluidos en la biota Jehol, que es como se originaron los organismos que habitaron el noreste de China durante el Cretáceo inferiores, se caracterizan por su sorprendente nivel de conservación. En 1996, fotografías de un Sinosauropteryx (‘ala reptiliana de China’) provocó un terremoto, ya que además del esqueleto, el fósil conservaba detalladamente una densa cubierta formada por plumas filamentosas.
Los estudios de los últimos años han revolucionado las ideas sobre los dinosaurios terópodos. Los análisis microscópicos han permitido comprobar que las plumas conservaban los melanosomas, orgánulos productores de color, y que la cola de este animal tenía un patrón de rayas rojizas y blancas.
Supuestamente, el Psitacosaurio (‘lagarto loro’) era un animal muy conocido, ya que en el Expedición Chapman a Mongoliaen la década de 1920, numerosos especímenes de este ceratópsido basalque incluía crías, jóvenes y adultos. Parecía que se había dicho todo sobre el pequeño dinosaurio con pico. La primera sorpresa llegó en 2005, cuando se encontró un ejemplar importado ilegalmente de China con un llamativo mechón filamentoso en la cola.
Pero los científicos quedaron aún más sorprendidos por un estudio presentado en 2016, que reveló la presencia de melanosomas en un fósil muy bien conservado. El patrón descrito se alejó de los habituales tonos pardos y mostró una librea facial de colores rojos brillantes.
Se sabía que el pterosaurioscomo estos Dsungaripterus (‘ala Dsungar’, para Dzungaria, una región de Asia Central situada entre las actuales China y Kazajstán) Cretácico Inferiorellos tenían un cubierta peluda. Sin embargo, algunos fósiles de otra especie de pterosaurios Los más antiguos encontrados en Daohugou (China) han hecho cambiar la opinión sobre su funcionalidad.
Se trata del Jeholopterus (‘ala de Jehol’), del Jurásico, que tenía cuatro tipos diferentes de protoplumas, cuya distribución implica utilidades distintas a la termorregulación. Parece que las pequeñas plumas de las alas cumplían funciones estructurales que mejoraban la capacidad de vuelo. de estos fascinantes animales, cuya imagen dista mucho de los monstruos del cine. Este descubrimiento también hace retroceder aún más el origen de las plumas, ya que si tanto los dinosaurios como los pterosaurios tenían estas estructuras, su ancestro común, anterior al Triásico, debió tenerlas.
Álvarezsáuridos, como los recientemente descubiertos Linhenykus (‘La garra de Linhe’) de la imagen, son algunos terópodos del Cretácico asiático caracterizados por su ligerezasu pequeño tamaño y sus extraños brazos, que terminan en un solo dedo con una fuerte uña.
En los ungulados esta modificación se asocia con una mayor eficiencia en la carrera. En el caso de estos diminutos terópodos se han planteado varias hipótesis, entre ellas que quizás fueran insectívoros. Así, sus uñas servirían como herramientas para abrir agujeros en los termiteros.
Él Deinocheirus (‘brazo terrible’) fue encontrado en el Gobi por una expedición de paleontólogos de Polonia y Mongolia. El fósil estaba formado por dos brazos de casi 3 metros pertenecientes a un ornitomímido. En resumen, sería un corredor gigante improbable, pero la realidad fue aún más sorprendente.
El descubrimiento de varios ejemplares casi completos en 2013 sacó a la luz un fascinante dinosaurio herbívoro bípedo de casi 11 metros, descendiente de carnívoros que no pasaría de seis, con una joroba sobre las caderas y un cráneo que recuerda al cruce de un pato con una espátula.
Curiosamente no es el primer caso de transición carnívoro-herbívoro: los tericinosauriosun género de dinosaurios terópodos que prosperó en Asia a finales del Cretácico, experimentó una evolución similar aproximadamente al mismo tiempo en la misma región.
Él paleontólogo Othniel Charles Marsh descubierto nictosaurio (‘lagarto nocturno’) en 1876, pero se creía que era un pariente de Pteranodon. El cráneo estaba dañado, por lo que Marsh nunca sospechó la existencia de la extraña cresta de esta criatura voladora. No sería hasta el descubrimiento y descripción de un cráneo más completo en 2003 que se pudo apreciar la extraordinaria forma de esa estructura.
Durante un tiempo se pensó que la cresta era una especie de mástil bifurcado para una vela que mejoraría las características de vuelo, pero en 2009 se comprobó que el hueso no se parecía en nada a una vela y que, de ser así, no tendría sido de alguna ventaja para su poseedor.
Él Atopodentatus (‘dientes absurdos’) ha sido un dolor de cabeza para los paleontólogos, ya que su cráneo parecía una especie de broma anatómica. En un principio se creyó que su boca tenía una estructura vertical con una abertura lateral. Una profunda revisión dio lugar a la reconstrucción actual, que recuerda bastante a una aspiradora. Esto parece apropiado, ya que Se supone que estos extraños sauropterigios del Triásico Medio de China se alimentarían por succión y filtración.
Los estudios sobre la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno –también llamada límite K/T– han continuado desde el descubrimiento del cráter Chicxulub, en Yucatán.
El Mesozoico terminó tras varios shocks atroces, como las inmensas erupciones de las Escaleras del Deccan –una de las formaciones volcánicas más grandes de nuestro planeta, en la India– y, aunque no podemos señalar con absoluta certeza una causa principal, parece evidente que El meteorito que cayó hace unos 66 millones de años fue el golpe de gracia a la era de los gigantes y alteró inmediata y radicalmente todos los ecosistemas terrestres y marinos de la Tierra, un escenario aterrador que nos ha hecho conscientes de la fragilidad de nuestra propia existencia.
Se suele decir que los mamíferos heredaron la Tierra, pero Nuestros parientes casi fueron exterminados al final del Mesozoico. y sólo un puñado de especies escaparon de la muerte.
Quizás por su pequeño tamaño –ya que los animales grandes son mucho más vulnerables a una catástrofe–, por su comportamiento generalista –ya que los seres especializados necesitan condiciones estables– o, quizás, simplemente porque tuvieron suerte. Cualquiera que sea el caso, Tuvimos mucha suerte, porque entre los que sobrevivieron al apocalipsis se encontraban los primeros primates, como el Purgatorio.
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